Dr. Hugo Lucero L.
Por: Dr. Hugo Lucero L.

Las noticias falsas (fake news en inglés), se refieren a informaciones mentirosas que se difunden por diferentes medios con la intención de generar reacciones en la opinión pública en función de conseguir efectos como desprestigiar al adversario, influir en elecciones, crear conmoción social y hasta causar daños personales y colectivos. Su difusión masiva es preocupante en nuestro país y tiene relación con la mayor accesibilidad de la población a las nuevas tecnologías de la información sobre todo al internet, un informe Digital 2019 señala que 13.5 millones de personas están conectadas a internet en Ecuador y que 11 millones acceden a sus redes sociales mediante el uso de teléfonos móviles. 

Lo manifestado genera una serie de interrogantes y dudas sobre muchas de las informaciones difundidas de los acontecimientos suscitados en el reciente mes de octubre de 2019, como: ¿qué tan verdad fue la acción subversiva de la Prefecta de Pichicha en contra del Gobierno?, ¿qué tan verdad es que detrás de los dirigentes indígenas hubo azuzadores?… en fin, hay tantas informaciones muchas de ellas mentirosas que confunden a la población, les llenan de falsedades e influyen en decisiones. 

Es hora, como en otros países, que se comience a legislar sobre el control de las informaciones sobre todo aquellas que se generan en las redes sociales.  Conocido es por la mayoría de los ecuatorianos que cualquier persona que tenga a mano un teléfono móvil potencialmente puede emitir todo tipo de informaciones, y así lo hacen muchas personas sin medir las consecuencias, sin verificar, sin contrastar e incluso desconociendo contenidos que llegan al gran público convertido en la víctima de la ligereza, improvisación y muchas veces de la ignorancia, no estando alejado el objetivo de causar daño en los demás. 

En nuestro medio, Girón, también el problema se incrementa con el uso y abuso de celulares y redes sociales, en donde aparecen informaciones desde triviales hasta noticias que llaman la atención y que en su mayoría son falsas, lo que genera dudas y hasta molestias en los receptores de los engaños. Papel fundamental tiene la influencia de la familia, pero también es necesario que las instituciones educativas intervengan en función de concientizar a la población sobre el buen uso del celular y de las informaciones.

Es un problema mundial, pero por algo hay que comenzar, caso contrario estamos siendo manipulados por el engaño en detrimento de la verdad.

 

Hugo Lucero Luzuriaga

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