Julio Espinoza
Julio Espinoza

A pesar de los augurios de falsos “profetas”, especie de oráculos, de que este convulsionado mundo llegaría a su final como resultado de la perversidad humana, arribamos al 2016, dejando en cenizas al 2015, período cargado de trágicos sucesos para la humanidad. La masacre ocurrida en París, cuyos actores son parte del extremismo musulmán; atentados criminales perpetrados o anunciados contra estamentos sociales y entes internacionales; el éxodo a Europa de centenares de miles de personas, víctimas del hambre en países africanos y el genocidio que afronta Siria, son el testimonio de lo trágico. Europa ha acogido a esos miles de refugiados, luego de que en el Mediterráneo perecieron centenares de ellos.

Como hechos relevantes, por lo menos en América, constan la reanudación de relaciones diplomáticas entre EE.UU. y Cuba, así como la visita del papa Francisco a nuestro país, Bolivia y Paraguay, a Cuba y Estados Unidos. El ámbito deportivo se vio ensombrecido con el escándalo de la FIFA y sus secuaces dispersos en el mundo. En nuestro país, en lo interno y externo, el 2015 se ha caracterizado por la mayor crisis económica registrada en los nueve años de  revolución ciudadana. La bonanza petrolera terminó y el Estado aparece escuálido y ajustándose cinturones a última hora, escarbando recursos económicos en donde pueda, en la China, el FMI y los bolsillos de los ecuatorianos, reduciendo aportes fiscales a los GADs y, generosamente, asignándoles competencias que demandan dinero. Y cuando el precio del crudo está de caída, se ha olvidado la explotación  hidrocarburífera en Yasuní-ITT. Se pondera cómo ha quedado la Refinería de Esmeraldas luego de rehabilitarla mediante significativa inversión, pero se olvida los 1.200 millones de dólares que yacen en El Aromo (Proyecto Refinería del Pacífico), hermoso paraje de la provincia de Manabí.
En lo  político y administrativo, las enmiendas constitucionales aprobadas por la Asamblea, otro paquete de enmiendas que está listo, el intento de recurrir a las leyes de herencias y plusvalía, y el anuncio de que el actual Mandatario no se postulará para la reelección indefinida, más una fraccionada oposición y sin un líder que surja del oficialismo, mantienen al país en incertidumbre al iniciarse el 2016. Quedan compungidos decenas de asambleístas, concejales y alcaldes, que no podrán optar por la reelección indefinida.

Tomado de: El Tiempo

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