Un ritual de sangre que remite a orígenes precolombinos es, hoy por hoy, una de las fiestas populares de más larga data en está región y de mayor complejidad simbólica, una mezcla entre la fe católica, representada por el Señor de Girón, y creencias del mundo andino.

Una de las tradiciones más arraigadas dentro de la provincia del Azuay es la “Fiesta de los Toros”, en el cantón Girón. Por más de 100 años, los habitantes de las comunas festejan a su imagen, también llamado: “Señor de las Aguas”.

Durante el mes de noviembre, los priostes de estas fiestas, “derrochan” dinero para atender a sus invitados, amigos y vecinos. Los “Alcaldes”, así conocidos (priostes), en muchas de las ocasiones llegan desde el exterior y en especial de los Estados Unidos. La fiesta en sus comunas dura siete días, tiempo en el cual se sacrifican animales (reses), cuya carne es aprovechada para alimentar a los visitantes.

Según Joaquín Pauta, integrante de la banda de músicos Centenaria del cantón Girón, la fiesta se ha convertido en una parte del convivir de los habitantes de este cantón azuayo cada año, “No me imagino sin la Fiesta de los Toros”, dijo el músico, agregando que esta celebración se ha transformado en una de las más comentadas en la provincia y el país.

El año anterior en el sector de Santa Marianita, cinco kilómetros antes de llegar a Girón, la fiesta en honor a la imagen comenzó a las 5 de la mañana y en este año, tendrá una igual connotación.

Un café muy caliente esperaba a los familiares, vecinos y amigos de la familia, mientras la banda de músicos no dejaba de entonar canciones del folklore ecuatoriano. En la parte exterior de la vivienda, los cuetes despertaban al vecindario en medio del frío de la madrugada.

A eso de las 8 de la mañana, los priostes comenzaban a preparar los cuyes, eran más de 100 cobayos que tenían que asar para dar a los acompañantes, que a esa hora, ya pasaban del centenar y estaban concentrados en un espacio verde de la vivienda; varias personas llegaron desde el exterior, expresamente para participar de estas fiestas.

Sus padres, les habían comentado sobre estas tradiciones y no dejaron pasar la oportunidad para correr con los toros, que a media mañana fueron soltados en el potrero. Por más de 30 minutos corretearon a los animales por las pequeñas praderas, entretanto los músicos no dejaban de tocar y los cuetes se lanzaban cada vez más.

Desde la parte alta de la colina y con botella en mano, los priostes no dejaban de brindar un aguardiente a los invitados. Tras la corrida, uno de los toros tenía que ser sacrificado.

La fiesta se extendió hasta altas horas de la noche, donde el prioste (hombre o mujer) se esmeraba por atender a los invitados. “Sírvanse” se escuchaba decir y agregaban, que la bebida era para el “frío” y, sobre todo, para que no se pierdan los ánimos en el festejo. (F)

FRASES
“Ejemplo de inmanencia de la cultura indígena versus una trascendencia cristiana.”
Ana Luz Borrero, iInvestigadora.

“Todo sea por mi Señorcito, él nos ayuda mucho… a los que estamos fuera.”
Susana Poglio, prioste.

DATOS
>Imagen. El “Señor de Girón”, es un Cristo crucificado, la imagen fue donada por Juan de Dios Salinas en la Colonia.
>Historia. El primer propietario fue un minero español que poseía minas en la zona de Cañaribamba o Chauraurco.
>Celebración. Las fiestas en honor al Señor de Girón se realizan en: Zapata, Pucucari, San Vicente, Moisol, Zula, La Cofradía, Zhantashí, El Cristal, entre otras comunidades.

Priostazgo fusiona la fe al Señor de Girón y el prestigio social
Susana Poglio se vino desde Nueva York el año anterior, pero tras la fiesta retornó a Estados Unidos. Fue nombrada prioste para el 2018; en sus manos está la organización del evento religioso para noviembre. “Que todo sea por mi Señorcito, él nos ayuda mucho, sobre todo a los que estamos fuera”, dijo la mujer. Se calcula que, cada prioste invierte entre 5.000 y 10.000 dólares para el festejo. Estos personajes hacen gastos para comprar licor, contratar bandas de pueblo, deben invitar a las denominadas “Platilleras”, que son las jóvenes que llevan flores y bailan alrededor del “Señor de Girón”.

En el sector de Santa Marianita, la Fiesta gira en torno a la casa del prioste, que generalmente es de lugares cercanos o comunidades como: Santa Mariana, Zapata, San Vicente, Bellavista, Zhatashi, Cachi, Cachiloma, El Chorro y otros. En cada una de las parcialidades hay un prioste y es el encargado de comprometer a: los Incierros, Guía Mayor de la Escaramuza, Cortradanzas, Maestro Chirimoya, Maestro Chiminea, músicos, sahumeriantes, mayorales, mayordomos, alzador de vacas, cabecillas de disfrazados, parientes y amigos.

Para la investigadora Ana Luz Borrero, la Fiesta de los Toros en Girón es un ejemplo de inmanencia de la cultura indígena versus una trascendencia cristiana, “como un resultado de un secretismo religioso”. Para ella, es una forma de mantener la identidad agraria, donde convergen ciertos elementos de un cristianismo colonial. (F)

Rodrigo Matute Torres

Fuente: El Tiempo

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