Para la señora Ana Lucia Guanoquiza Roldán, la emergencia sanitaria le trajo más dolor, angustia e incertidumbre que al común de las personas. Su fuente de ingresos en base a lavar ropa ajena y, la venta de papas fritas en la esquina del semáforo se paralizó desde hace más de tres meses, su esposo la abandonó junto a tres hijos, para colmo la dejó una deuda adquirida mediante hipoteca para arreglar la casa, pero el dinero desapareció. 

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