Países que más han revertido la pérdida de sus bosques tienen dos cosas: no tienen subsidio a los combustibles,  incluso los gravan con impuestos; y le apuestan a ayudas directas.

Según un último informe auspiciado por el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), en los últimos 26 años se ha perdido más de 2 millones de hectáreas de bosque tropical, es decir, cerca del 7,8 % de la superficie total del Ecuador.

La principal causa de esa deforestación es la expansión de la frontera agrícola. Los investigadores del proyecto LaForeT encontraron que la población que vive en los bosques tropicales, o cerca de ellos se ha visto obligada a convertir ciertas áreas forestales en sistemas agropecuarios.

Esto se debe a que la mayoría de las personas en estas zonas viven en pobreza extrema —con menos de $47,37 al mes— y utilizan los recursos de los bosques para satisfacer sus necesidades más básicas.

En el otro extremo, durante los mismo periodos, Costa Rica ha revertido la pérdida de sus bosques. Así, la superficie forestal creció del 20% al 50% del territorio total.

La pregunta es entonces: ¿ Qué está haciendo la nación centroamericana que el Ecuador ha dejado de lado?. En otras palabras, ¿Dónde radica el éxito tico y el fracaso ecuatoriano?.

Subsidio a los combustibles en un mal negocio ambiental

Costa Rica

 le apostó, desde hace más de 25 años, a una política pública donde no solo no hay subsidio a los combustibles, sino que las gasolinas están gravadas con un impuesto adicional.

Lo recaudado por ese impuesto se ha ido directamente a financiar la ampliación de bosques. Así, el Estado le paga anualmente a los dueños de haciendas y extensiones grandes o pequeñas de terrenos para que mantengan libres de deforestación.

En otras palabras, en lugar de gastar en un subsidio indiscriminado, que favorece a los que más tienen, se destinan recursos directamente a los finqueros, agricultores y habitantes rurales para que mejoren su economía sin tener la necesidad de depredar masivamente la naturaleza.

En cambio, bajo el ferviente activismo de ambientalistas, sectores indígenas y organizaciones sociales, uno de los principales puntos de la agenda política es la defensa a rajatabla del gasto ineficiente para mantener gasolinas artificialmente baratas.

Luego de la última reunión con el presidente de la República, Guillermo Lasso, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) ha hipotecado el futuro de los diálogos y la paz social a que el Gobierno acepte bajar los precios de las gasolinas, es decir, aumentar ese subsidio que en 2022 costará casi $560 millones.

En 2008, el Gobierno de Rafael Correa creó la iniciativa «Socio Bosque«, que en teoría buscaba lo mismo que la política pública en Costa Rica, pero su manejo nunca fue técnico y no se construyó un adecuado financiamiento.

Solo con la mitad de lo que se ha gastado el año pasado en subsidiar combustibles se podría generar cuatro o cinco veces más impacto que la fallida iniciativa correista. (JS)

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