Por: Sonnia Navas Gafter

Apreciados lectores, hoy trataremos el tema del autismo, sus síntomas y los posibles tratamientos que se requieren.

El autismo es considerado un trastorno del desarrollo neurológico que no puede ser revertido completamente. Sin embargo, con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, muchas personas con autismo pueden mejorar su calidad de vida y desarrollar habilidades que les permitan llevar una vida más independiente.

Es importante destacar que el autismo es un espectro, lo que significa que hay una amplia variabilidad en su gravedad y en la forma en que afecta a cada persona. Algunas personas con autismo pueden tener un funcionamiento más alto y requerir menos soporte, mientras que otras pueden tener mayores dificultades y necesitar un apoyo más intenso a lo largo de su vida.

Esto puede implicar trabajar en habilidades sociales, de comunicación, académicas, de autonomía y darles las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos diarios.

El autismo se manifiesta desde la infancia y se presenta de diferentes formas, variando en su gravedad y en los síntomas específicos de cada persona.

Entre los síntomas más comunes del autismo se encuentran:

  • Dificultades en la comunicación verbal y no verbal, como dificultad para mantener una conversación, interpretar el lenguaje corporal o expresar emociones adecuadamente.
  • Problemas en la interacción social, como dificultad para establecer relaciones, falta de empatía o preferencia por la soledad.
  • Patrones de comportamiento repetitivos y restrictivos, como el interés obsesivo en ciertos temas, la adherencia estricta a rutinas o la resistencia al cambio.
  • Sensibilidad sensorial, con hipersensibilidad o hiposensibilidad a estímulos como el sonido, la luz, el tacto o el olfato.

El tratamiento del autismo es multidisciplinario y busca ayudar a la persona a desarrollar habilidades sociales y de comunicación, así como a mejorar su adaptación en diferentes contextos. Algunos de los enfoques de tratamiento utilizados son:

  • Terapia conductual: se utiliza para enseñar nuevas habilidades y reducir comportamientos problemáticos. Puede incluir terapia de ABA (Análisis Conductual Aplicado) u otras técnicas basadas en el refuerzo positivo.
  • Terapia ocupacional: ayuda a desarrollar habilidades motoras, de coordinación y de autonomía en las actividades de la vida diaria.
  • Terapia del lenguaje: se enfoca en desarrollar habilidades comunicativas y mejorar la comprensión y expresión del lenguaje.
  • Educación especializada: se brinda un entorno educativo adaptado a las necesidades individuales de cada persona con autismo, con profesionales capacitados en el manejo de este trastorno.
  • Apoyo familiar: se brinda asesoramiento y orientación a los familiares para ayudarles a entender el autismo, manejar situaciones difíciles y promover el bienestar general de la persona con autismo.

Es importante tener en cuenta que cada persona con autismo es única, por lo que el tratamiento debe adaptarse a sus necesidades específicas. Además, un diagnóstico e intervención temprana suelen ser fundamentales para obtener mejores resultados. Hasta el momento, no hay una cura conocida para el autismo, pero hay un estudio publicado en BBC News Mundo sobre psicología y psiquiatría que desafían el diagnóstico de por vida del autismo. 

Fuente: El Universo

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