Para el inicio oficial de este evento que debería ser reivindicatorio y lleno de entereza cívica, se han nominado o autonominado, lanzado o postulado una pléyade “conspícuos” ciudadanos “interesados” en salvar a la patria enrumbándola por el camino del progreso integral. Unos lo hacen por la Presidencia y Vicepresidencia; otros, lo hacen por la Asamblea Nacional y así, por diferentes empeños.

Diecisiete indefinibles binomios -algunos que quiénes también serán- se repartirán el dinero que el pueblo (estado) entrega para la campaña. Antes de seguir, debo excluir al excluido candidato que dice teme correr la suerte del no bien ensalzado periodista señor Villavicencio. ¡Qué bueno fuera que bastantes narcopolíticos vayan eliminándose y saliendo del espectral espectro!. Entonces, volviendo, son 16 los tales binomios de los que hablaba; cada uno mas respaldado que otro por sus respectivas “familias” como seguramente veremos al final de la contienda en el conteo de los sufragios. Cada uno dice ser el fruto de elecciones primarias -o de primaria-. Cada uno (binomio=2 nomos) dice auspiciar un plan de gobierno suculento y posible. Cada uno (binomio) dice que sus quejas y lágrimas tristes por el estado ecuatoriano, se constituirán en el mar sobre el que bogue el país.

Por mi parte, dueño de mis intimas convicciones, no me constituiré en cómplice de facinerosos mercaderes del oro y de la droga.

¡Ah! Olvidaba exponer que, para tener la muerte de Villavicencio, es necesario haber tenido una vida límpida e impoluta de franco enfrentamiento con las obscuras fuerzas contranaturales.

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