A quien lea y reciba la elocuencia de su muda presencia, le acerco mi profundo pesar.
Estás Amigo en la reducida lista de los que no deben morir; sin embargo, he aquí tus restos. Solo la inmortalidad de tu obra jamás se borrará y será esa intemporalidad el infinito premio a tu paso por la vida. Muy en breve, serás “Polvo y Ceniza” pero tu pensamiento guía marcará la historia de Cuenca.
Hoy estarás en tránsito hacia la esfera esencial desde la que te venía a raudales el sentimiento.
Cada uno de aquellos que partieron antes que tú, sin duda, te recibirán en el arcano. Estarán tus amigos Jacinto Cordero, Efraín Jara y cuantos más bebieron el néctar sublime de la inspiración.
Ya no perteneces a tu familia, a tu Cañar querido, a Cuenca de tus historias; ellas, tu familia, tu natal y Cuenca, ya te tuvieron en la cortedad de tu existencia; hoy, eres nuestro, de todos tus amigos, del recuerdo inmortal, de tu novela; de las hermosas páginas de tu lírica.
Lo de siempre Eliécer, adiós hasta saber cercanamente de ti en los dinteles de la sobrevivencia. Tu ejemplar trayectoria no te impidió jamás el ejercicio pleno de tu virilidad y escanciaste con todos el vino de la coloquial cuencania.
Hoy más que nunca, te volveremos a leer: “Morir en Vilcabamba”, “Diario de un Idólatra”, “Juego de Mártires”……. te volveremos a admirar.
Girón 360° se vistió en sus páginas de hermosos trajes de tu escritura. Ahora lamenta con sincera profundidad la ausencia de tu pluma.
Dr. Milton Calle Vallejo.
