¡Por Dios salió positivo!
En un mundo donde incumplimos con todo incluso con las nomas de bioseguridad y en una tarde soleada cuando la imprudencia de los hombres y mujeres deambulan como si no pasara nada en el planeta tierra, un ser humano con algunos años acuestas, enjuto de cuerpo y sudoroso se apresuraba en llegar a su casa. ¡Y llegó de milagro! Porque un sudor frío recorría su cuerpo, los dolores generalizados anunciaban que estaba mórbido, el cuadro hacia presumir que contrajo el “mal”. Los exámenes no se hicieron esperar y, he allí, confirmaron lo que se temía ¡POSITIVO ¡La angustia hizo presa del flaco! El acordarse de Dios, más las preocupaciones y la incertidumbre rondaban su mente. ¿Qué será de su esposa, hijos y nieta? ¿También serán presas del enemigo?
Lágrimas de hombre, confundido y golpeado por todo, brotaron de sus ojos, mientras que con el pasar del tiempo los dolores se incrementaban, los músculos eran invadidos por seres extraños que lo carcomían, una bomba de tiempo estaba por explosionar en la cabeza y la garganta era lesionada por múltiples cuchillitos que iban menguando la voz. Adiciónese una tos seca, un profuso sudor y una incógnita rumiante: ¿Acaso los pulmones estarán ya tomados? Las noches eran más largas que los días, las ensoñaciones le trasportaban a los UCI donde reconocía caras de amigos y familiares en medio de una astenia marcada.
La evolución iba favorable hasta que salió de la peste para entrar en el campo de la mejoría y de la reflexión al interrogarse: ¿Por qué los seres humanos no somos solidarios y nos perdonamos mutuamente? Valoremos nuestra vida que es un regalo de Dios, asumiendo que el materialismo, el consumismo, los antivalores y las guerras entre humanos nos aniquilarán más pronto que estos microscópicos enemigos.
En fin, amigos lectores, salí de esta prueba más fortalecido con mi familia, amigos y con mi DIOS… GRACIAS A TODOS (O)
Fuente: El Mercurio