En los gestos y palabras, un hombre adulto mayor exteriorizó su malestar por cuanto, en la extensión de la calle Juan Vintimilla, más abajo del Registro Civil de Girón, el jueves 3 de noviembre descubrió que en el barranco (el cual se está convirtiendo en escombrera no autorizada), habían muchos cuyes asados y otros alimentos que había sido tirados. El ciudadano, quien pidió anonimato, se preocupa porque estos alimentos podrían ser bien aprovechados por gente pobre y niños que lo necesitan. Considera que hasta podría darse un castigo divino por el desperdicio.

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Los zancudos vuelven a ser un fastidio en la población gironense. 

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Nota de pesar | José Victoriano Morocho Castro

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