La “Fiesta de Toros”
Nos referimos con este titular a la ya famosa “Fiesta de Toros” de Girón, que se celebra todos los años como un homenaje y devoción al “Señor de Girón” o “Señor de las Aguas”. Es una festividad que se inicia desde finales del mes de octubre hasta terminar con todo el mes de noviembre (6 semanas), espacio donde se visualiza toda la tradición y la fe cristiana, sobre todo de migrantes que exclusivamente regresan a su tierra natal para cumplir con la devoción y el pago al “Señor” por haberles ayudado en el viaje y protegido en su trabajo.
Se trata de una expresión importante de la cultura intangible del pueblo de Girón, que se ha mantenido desde hace muchos años y que ha conservado muchas de las tradiciones, infortunadamente, como en toda actividad humana, con el tiempo ha sido y sigue siendo influenciada por la intromisión de costumbres y tradiciones de otras provincias y de culturas extranjeras que desvirtúan la original: Fiesta de Toros de Girón, por ello, desde esta columna queremos sugerir e incentivar a las autoridades del Cantón Girón, para que intervengan en función de rescatar lo auténticamente tradicional, que fue el fundamento especial para que Girón sea declarado Patrimonio Cultural de Ecuador.
Creemos necesario el dialogo entre las partes, buscando consensos de ganar-ganar, en donde impere la sensatez, buena voluntad, comprensión mutua y el surgimiento de resoluciones de ser posible unánimes, con la participación de la iglesia, de las autoridades, de representantes de la sociedad civil, de los priostes y más involucrados, para que se comience a respetar la cultura y tradiciones propias de un pueblo, evadiendo intervenciones externas manifestadas en: corridas de toros, shows modernos de carácter nacional e internacional, presencia de manifestaciones culturales de otras provincias, la “guerra de disjokers” y de modas contemporáneas; que en nada hacen bien a la iglesia, peor a la hermosa tradición y cultura del pueblo de Girón que se traduce en la famosa “Fiesta de Toros” . Empecemos por conservar lo nuestro que se merece todo el respeto y admiración de propios y extraños.
Dr. Hugo Lucero Luzuriaga
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