Dr. Hugo Lucero L.
Por: Dr. Hugo Lucero L.

Desde hace algunos días para muchos seres humanos y la mayoría de comerciantes ya se inició la navidad, festividad que ha dejado de ser netamente religiosa para convertirse en comercial y materialista.

Las vitrinas, afiches y afines están colmados de promociones navideñas que son el enganche para la mayoría de ilusionadas personas que creen que por obra y gracia del divino Jesús las cosas están baratas y hasta obsequiadas por el festivo “papa Noel”, quien trajo expresamente las gangas, sorteos, descuentos y toda clase de mercadería. Gastamos sin pensar en el futuro, hasta el extremo de que con una facilidad sorprendente nos endeudamos sin límites, usamos las tarjetas de crédito hasta el tope, pedimos adelantado pagos por la obsesión de comprar los regalos.

El regalar se han convertido en algo casi que obligatorio, lo contrario entraríamos al mundo del descariño y ausencia de aprecio.  Llevados por el consumismo nos vemos en la necesidad de compartir mesas coloridas y abundantes de alimentos que muchas veces sobran, árboles y nacimientos cada vez más sofisticados y costosos, ropas nuevas incluso de determinados colores en función de una feliz navidad. Especial importancia le damos a nuestro sentido del gusto cuando apelamos a comidas especiales, variadas y para todos los paladares, adicionando la ingesta de bebidas estimulantes que van desde el vino hasta el mejor de los wiskis.

Ante lo manifestado, nos preguntamos: ¿Esto es navidad? Surge una respuesta obvia: nos hemos materializado cerrando los ojos a una gran masa de seres humanos que sufren de hambre, dolor, frio, y exclusión, a cambio de una sociedad consumista.

Es la hora de repensar sobre el significado de la navidad, sobre los contendidos de una fiesta religiosa que cada año nos recuerdan a niños que ahora más que nunca deben recibir adecuada alimentación, educación, cariño y sobre todo tiempo y comprensión. Aspiramos que con este gobierno se comience a trabajar en función de disminuir al menos la alta tasa de desnutrición infantil que acosa a los niños ecuatorianos, mal ejemplo de países tercermundistas golpeados por la corrupción y la impunidad.       ¡FELIZ NAVIDAD!

Hugo Lucero Luzuriaga

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