Luego de un poco más de un año y cinco meses, Luisa González y Daniel Noboa se volverán a enfrentar en un debate presidencial de segunda vuelta. El encuentro al que deben asistir obligatoriamente está previsto para este domingo, 23 de marzo, a las 20:00, y nuevamente estará moderado por la periodista Ruth del Salto.

Este espacio tiene como objetivo dar a conocer las propuestas de los dos presidenciables finalistas. Noboa llega como presidente-candidato y ya no como un outsider y luego de quedar en primer lugar en las elecciones generales del pasado 9 de febrero, mientras González, que en el 2023 pasó primera, acudirá tras quedar en segundo lugar. Ambos finalistas tuvieron solo una diferencia de alrededor de 19.000 votos.

A su vez, ambos ya políticamente se han convertido en las caras más visibles de dos organizaciones que lograron captar casi en partes iguales la nueva Asamblea Nacional: el movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), lista 7, y el movimiento Revolución Ciudadana (RC), lista 5.

Para expertos, todos los escenarios actuales harían que los errores que puedan cometer ambos durante el debate lleguen a pesar más que los aciertos.

En el encuentro anterior, la expectiva era alta luego de que Noboa llegó a ser considerado como el ganador del debate de primera vuelta de las elecciones generales anticipadas. No obstante, cuando se dio el encuentro, tuvo una intervención que fue considerada como lineal, se apoyó en sus apuntes para responder y anunciar en esa ocasión sus propuestas como el Plan Fénix, entre otras.

Mientras González mostró en ese espacio un tono más conciliador, dejando atrás su discurso de la primera vuelta basado en el pasado del gobierno de Rafael Correa y apelando a la unidad y a dejar las confrontaciones.

Presión será mayor en este debate para Noboa y González

El analista político Héctor Muñoz comenta que este debate “es un proceso totalmente diferente a lo que pasó hace dos años, y en tal virtud, la presión es mayor para cada uno”.

“Si analizamos los resultados de la primera vuelta del 2023, frente a los resultados de esta primera vuelta (2025), vemos que el porcentaje de diferencia entre los dos candidatos es absolutamente distinto. En el 2023, Luisa González tuvo 33,61 % versus a un Daniel Noboa con el 23,47 %, es decir, 10 puntos. Ahora la distancia es de décimas”, explica.

Muñoz refiere que en 2023, entre los dos candidatos llegaron a obtener la votación de, más o menos, el 57 % del electorado. Esta vez llegaron a más del 88 % del electorado total, como consecuencia de esto, actualmente hay menos votos por conquistar que hace dos años, lo cual hace mucho más compleja la tarea de los dos candidatos.

El analista político Bernardo Gortaire considera que ambos candidatos llegan debilitados, ya que ninguna de las dos opciones “parece haber acumulado una intención de voto sólida, desde una perspectiva de que sus propuestas generen o inspiren confianza en el electorado que no había votado por ellos en primera instancia, sino más bien por tener la obligación de tener que votar por una de las dos opciones”.

En la Plaza de Toros ubicada al norte de Quito, el candidato a la presidencia Daniel Noboa cerró su campaña electoral de la primera vuelta el 6 de febrero. Foto: Carlos Granja Medranda

El debate pasó de cuatro a cinco ejes

El debate del balotaje anterior se realizó el 1 de octubre de 2023, Noboa y González abordaron cuatro ejes: económico, seguridad, social y político. Para esta nueva edición se aumentó un eje, quedando los siguientes: educación, salud y seguridad social, criminalidad y seguridad, economía y empleo, y gobernabilidad. Estos temas surgieron de un proceso participativo que desarrolló el Comité Nacional de Debates y que recibió alrededor de 2.000 sugerencias que fueron procesadas por los comisionados.

Además, luego de desarrollar cada eje en unos 20 minutos se implementará, por primera vez, un segmento de preguntas cerradas que deberán ser respondidas con un ‘sí’ o ‘no’, seguido de una breve argumentación. Esta modalidad estaría enfocada en clarificar posiciones y compromisos de cada candidato.

A la par de las diferencias que tendrá el debate en contenido y en metodología, están las de contexto político, social y económico. La polarización entre correísmo y anticorreísmo aumentó de cara a este proceso y se evidenció en el resultado electoral de la primera vuelta. A nivel de seguridad, el país mantiene una alarmante situación de violencia y las estrategias que el mandatario ha empleado podrían ser temas centrales de la interpelación en el debate, consideran expertos.

Muñoz considera que específicamente para Noboa este debate será distinto porque ya no llega siendo el outsider de la contienda, como en el 2023, lo hace como un presidente-candidato que busca la reelección, lo que hace que se tenga que entender muy bien al votante.

“Es tan reñida esta segunda vuelta que aquel que tenga mejor estrategia y que menos errores cometa será el próximo presidente, y en estas circunstancias el debate es el escenario propicio para que se evidencien esos errores, que sin duda pesarán más que los aciertos”, explica.

A su vez, cree que será clave que ante las varias crisis que atraviesa el país los dos candidatos expresen un mensaje de unidad y en el que se reconozca y respete que “la otra mitad del país piensa diferente que tú”.

Muñoz añade que sería interesante escuchar a los candidatos dirigirse al electorado del otro y no a su electorado seguro.

“Las elecciones se ganan con votos y no con aplausos. Hay muy poco margen y tal vez, atacar al voto blando del otro puede marcar la diferencia”, apunta.

El pasado 6 de febrero, Luisa González cerró su campaña desde la avenida 9 de Octubre, en Guayaquil. Foto: José Beltrán

Bloque de preguntas cerradas llama la atención

Respecto a la metología, Gortaire dice que lo que más llama la atención es el bloque de preguntas cerradas que a la final en realidad probablemente tome más tiempo leer la pregunta que tener una respuesta y que ante una falta de una contextualización “va a terminar generando que los candidatos puedan blindarse de muchas de las preguntas o de muchas de las dudas que podrían hacer que la gente reflexione sobre su voto en un modelo ideal de democracia”.

Subraya también que los ejes dejaron fuera el tema internacional, que debería ser primordial en la discusión, debido a los problemas que está atravesando el Ecuador y que requieren de un apoyo internacional y “las alianzas que los partidos políticos de ambos segmentos o de ambos candidatos tienen o carecen en el exterior son también bastante relevantes al momento de interpretar qué tipo de país podría ser Ecuador con cualquiera de los dos candidatos”.

“La estructura del debate presidencial podría ser ventajosa para los candidatos, dentro de la perspectiva de que no terminen de generar un espacio de discusión política amplio, productivo y más bien se presten para perpetuar los esquemas de polarización y al mismo tiempo los esquemas de mala política que se generen en los últimos años”, opina Gortaire.

Por su parte, Muñoz cree que son muchos los ejes y con tiempos muy cortos lo que puede llegar a impedir que se profundicen los temas y que algunos aspectos importantes queden en el aire.

Recomienda para futuras ocasiones que hayan menos ejes para tener una mayor profundidad y cree que la metodología impide realizar un debate de verdad, “donde la diferencia de posturas de los candidatos en los temas de fondo y sus contradicciones sean los protagonistas”.

“Por más que la moderadora sea una persona formada y con experiencia, un formato equivocado puede dar como resultado que el debate sea un fracaso”, dice. (I)

Fuente: El Universo

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