Las dos expresentadoras de ‘Teleamazonas’ emprenden sendos caminos en la estación televisiva norteamericana. Monroy desde California y Quiñónez en Houston.

Dayanna Monroy se considera una persona mañanera (morning person, como dicen los ‘gringos’). Cuando vivía en Guayaquil, se levantaba a las 04:30 para entrenar, su gran y único “vicio”, dice. A continuación, la periodista arrancaba su jornada en Teleamazonas, a las 07:00.

Ahora que vive en San Francisco, en Estados Unidos, desde abril del año pasado, su día de labores empieza más tarde. Es reportera de noticias de la cadena norteamericana Univisión 14 (para el área de la Bahía), a partir del 15 de junio del 2023, y anchor principal del noticiario de las 18:00, desde hace unos cinco meses. Desde entonces ya no madruga tanto, pero sigue siendo fiel al gimnasio y a las 07:00 ya está activada. A esa hora (local para California) nos atendió muy animada y contenta para hablar de su trabajo, que ya está por cumplir un año, y por supuesto, de las emociones que siente en estos días tras haber recibido seis nominaciones al Emmy por lo que ha hecho en tan poco pero fructífero tiempo.

¿Cómo tomaste la noticia de tu nominación al Emmy?

Fue increíble. Es algo que aquí a la gente generalmente le toca esperar. Tienes un momento en el que aplicas y el momento cuando se dan las nominaciones. Hay una espera larguísima. No pensé nunca que iban a ser tantas (las nominaciones) y no me imaginé que iba a estar como mejor anchor, porque tengo apenas meses siendo anchor aquí.

Dayanna Monroy recibió seis nominaciones al Emmy por los reportajes Violencia doméstica, Cumbre APEC (Noticias de actualidad), Especial de fraudes (Negocios/Economía), Silicosis (Salud) y como mejor anchor de noticias y mejor periodista multimedia.

¿Qué te empujó a postularte en la categoría de mejor ‘anchor’ de noticias si, como dices, no tenías tanto tiempo en ese cargo?

Tengo un compañero que se ha convertido en mi amigo, es el camarógrafo con el que siempre hago las notas. Se llama Santiago Machuca y es de Colombia (él también está nominado en la categoría de reportajes con ella). Él me decía “postula”. De hecho, me ayudó a editar y mandar los videos. Le agradezco muchísimo, si no fuera porque él me animó yo no me hubiera atrevido. Yo me veo más como reportera y he sido reportera por muchos años, y como presentadora de noticias tengo menos tiempo y sé que tengo que mejorar mucho.

¿Qué expectativas tienes de estos premios, crees que puedes ganarlos?

Le pregunto todos los días a mi compañero Santiago, “¿vamos a ganar?”. No lo sé, pero esto ha despertado en Ecuador algo increíble… Yo me siento superfeliz, ya sé qué hacer para los próximos años. Obvio que quisiera ganar, naturalmente. Me encantaría que eso sucediera en los reportajes individuales, por las personas detrás que me compartieron sus historias, como el tema de la silicosis, que es un tema gravísimo y ayuda a posicionarlo, porque nadie lo habla.

Dayanna Monroy ama la reportería y ese sigue siendo su pasión en Univisión 14, en California, donde trabaja desde hace once meses. Foto: CORTESÍA

Dayanna Monroy se sumerge en la dura realidad de un barrio de San Francisco en su primer reportaje para Univisión

¿Cómo describes tu vida laboral en San Francisco?

Es interesante. Primero, porque entro a trabajar más tarde de lo que entraba en Ecuador. Aquí me ha tocado adaptarme a la noche, porque el noticiero que tengo que presentar es el de las 18:00. Ahora entro a trabajar a las 10:00, para mí eso ya es de noche (risas). De ahí, al principio casi lloraba, porque me tocaba hacer reportajes y no conocía a nadie. Tenía que plantear ideas y yo tengo grandes ideas, pero no tenía contactos… Ese proceso fue muy difícil. Entender la ciudad no fue difícil, porque leí muchísimo antes de venir. Estudié mucho y ya sabía cuáles eran los problemas que tenía. Pero de ahí a proyectarlos, a que la gente me quiera hablar fue otro proceso. Me encanta mi día a día aquí, pero para ejecutarlo es más difícil, porque me toma más tiempo.

Te tocó empezar de cero. ¿Cómo superaste esa barrera?

Con mucha ayuda. Acá hay una persona en el canal, la coordinadora. Ella me decía “tranquila”, porque cuando quiero hacer algo de trabajo, voy a mil, me desesperaba mucho. Cuando yo entré a trabajar en la televisión (su primera vez), el primer día hice un reportaje y eso no se hace. Generalmente debe haber un proceso de adaptación. Por eso es que mi carrera creció de una, cuando acepté a lanzarme a hacer reportajes, crecí rápido. Por eso yo ya quería lanzarme a las calles. Ahora ya tengo mis propios contactos, y siempre hay alguien que te cuenta algo. El otro día me encontré con un señor que me dijo que me había visto en televisión. Fue increíble.

El clima y la facilidad para caminar en sus calles son los dos aspectos que más le gustan de vivir en San Francisco. Foto: CORTESÍA
Te ha tocado aprender mucho de San Francisco. ¿Qué realidades de esa ciudad te impactaron?

Había realidades que ya conocía, pero nunca las había visto tan de cerca, como el consumo de fentanilo. Lo había leído en Twitter muchas veces y sabía que el problema está en San Francisco, en el barrio Tenderloin. Me imaginaba que era un sector alejado, que debía conducir unos 20 minutos para llegar allí. Resulta que está en el centro, a la vuelta del municipio. Que esté tan cercano a ti eso fue una locura. Yo caminé por ahí, vi a la gente inhalar fentanilo, inyectarse, y luego miré al otro lado niños dirigiéndose a la escuela, ese tipo de cosas son devastadoras.

¿Cuál ha sido tu cobertura más interesante o la más desafiante?

El reportaje del fentanilo fue uno de los más difíciles, porque para estar ahí tienes que sortear a los vendedores de la droga, hay que tener mucho cuidado. El reportaje que hice sobre salud mental de los hombres latinos fue un gran reto, porque se trató de conseguir a un hombre latino que esté dispuesto a hablar de sus sentimientos y su salud mental. Eso fue casi imposible, pero lo encontré.

¿Qué es lo que más te gusta de vivir en San Francisco o en California?

Me gusta mucho la multiculturalidad. Hay una gran comunidad asiática. Aquí hay mucha gente de Japón, de China, de Filipinas, de Nepal. Conocer otras culturas es lo fantástico de acá, porque no ocurre así en otras partes de Estados Unidos. Me siento superprivilegiada por eso. Otra cosa que me encanta es que no necesitas el carro para todo. Hay zonas a las que puedes caminar y el clima es precioso, no siempre hace frío.

En sus tiempos libres, Dayanna Monroy se dedica a recorrer las zonas aledañas donde vive en San Francisco y a ver series de televisión, para potenciar su inglés.
Acá fue una gran noticia enterarnos de que sugeriste a Hellen Quiñónez para Univisión. ¿Cómo se dio esa recomendación?

Siempre digo, y aprovecho esta entrevista para decirles a todos, que ella se lo ganó por todo lo que ha hecho. Simplemente ocurrió de forma casual. Estábamos hablando de Ecuador un día, haciendo una retrospectiva de lo que había hecho en mi país y que había trabajado con personas increíbles. Me dijeron: “Si hay gente increíble, aquí siempre necesitamos gente y, si tienes a alguien…”. Dije el nombre de Hellen, mostré un video con su experiencia, ella es una periodista todoterreno. Fue supercasual y de pronto las cosas se fueron dando.

¿La conocías personalmente? Porque ella trabajaba en Quito y tú en Guayaquil.

Solo la conocí una vez (en persona). Fue admiración profesional, su trabajo me encanta e hicimos conexión. Y así he hecho amistades en este medio, como con Carolina Mena, que es una de mis mejores amigas, y Sara España. Son de esas personas que ves de lejos, admiras y luego quieres ser su amiga. Y creas conexiones sin tener que verse todos los días.

Dayanna Monroy vive en Estados Unidos con su esposo, Pablo Pardo. Foto: CORTESÍA
¿A qué se dedica tu esposo, Pablo Pardo, allá?

Hace análisis políticos con una compañía que da asesoría en estrategia ambiental. Aparte de eso está terminando su doctorado en España y ya se gradúa este año. También suele viajar a Ecuador. Él es comunicador político, sociólogo y su doctorado está relacionado con movimientos latinoamericanos.

La pregunta de cajón: ¿qué extrañas de Ecuador?

Naturalmente, lo primero, a mi familia. A mi papá no lo he visto hace meses, a mi mamá sí, porque ella suele venir a Los Ángeles. Extraño mucho la gente, el poder hacer periodismo en las calles de Ecuador, se han vivido momentos muy difíciles de los que me hubiera gustado ser parte, aunque no sé de qué hubiera ayudado. Obviamente la comida, extraño el bolón de verde. Y los colegas del canal, había un muy bonito compañerismo en Teleamazonas y lo echo de menos. (E)

Fuente: El Universo

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