La impunidad, se refiere a la imposibilidad de llevar a sus violadores ante la justicia, constituyéndose una negación de los reparos a las víctimas. De su concepto deducimos que, en América Latina se están dando una serie de actos que comulgan con la impunidad. Ricos, políticos y famosos hacen caso omiso de las leyes en perjuicio de una sociedad que está llegando a la tolerancia. Sin embargo, en algunos países sobre todo por la presión de muchos grupos posiblemente interesados, y por un pueblo que reclama justicia, aparecen políticos, ex-gobernantes y sus colaboradores, que han delinquido a la sociedad y son arrestados como cualquier ladrón para ir a parar tras las rejas que castiga a los criminales, mafiosos y a otros seres que han defraudado a la sociedad, y en muchos casos a otros injustamente sentenciados y que no tuvieron “palancas”.
El mundo entero observa preocupado como aparecen y siguen apareciendo personajes populares que han engañado a sus electores, amigos, conocidos y sobre todo a un pueblo que confió ciegamente en sus palabras. Está sentenciados y/o presos los Fujimori, Lulas, Humalas y esperando el “juicio final” otros en sus países, o han huido en busca de escondrijo. Y es por acción de una justicia que al fin actúa con justicia.
Ojalá en nuestro país, Lenín Moreno acabe con la impunidad ante las innumerables denuncias de corrupción que manchan altas esferas del Gobierno anterior, ojalá se dé a conocer a todos los involucrados en los perjuicios al Estado, y sobre manera ojalá y esa es la última esperanza, que los organismos de control comenzado por la Asamblea Legislativa comiencen a actuar en un tema olvidado ya hace muchos años, cual es la fiscalización. Ojalá, siquiera por unos momentos dejemos de banderas partidistas y nos cobijemos con el tricolor nacional, para decir basta a la corrupción, no a la impunidad y que el Gobierno efectivice lo que preconizó en su campaña: “unidos trabajaremos y todo con ustedes”.
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