Día Internacional del Libro: Las curiosidades del ejemplar más antiguo resguardado por la Universidad de Chile
Este martes 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro, fecha destinada a fomentar la lectura y su relevancia en la sociedad.
En ese contexto y bajo los miles de libros que resguarda el Archivo Central Andrés Bello (núcleo patrimonial de la Universidad de Chile), existe un ejemplar que se encuentra entre los primeros libros impresos de la historia.
MÁS DE 540 AÑOS DE ANTIGUEDAD
Se trata del libro “Triunfos Petrarca“, que tiene más de 540 años de antigüedad. Fue impreso en 1484 en Venecia. Desde la Universidad de Chile, explican que su conservación permite valorar su rareza material.
Este ejemplar permite comprender y analizar la evolución del libro como soporte material. Llegó a formar parte del archivo de la Universidad de Chile a través de la entrega que realizó Pablo Neruda de su biblioteca privada en 1954.
Para Gabriel González, coordinador del Área de Gestión y Extensión Cultural del Archivo Central Andrés Bello “es un ejemplar sobreviviente, al imprimirse en las primeras imprentas del mundo, en particular en Venecia, en medio de un conflicto político social que fue de gran escala como la Guerra de la Sal y que circuló a través de diversas manos que lo custodiaron y lo hicieron sobrevivir hasta nuestros días”.

Esta obra inacabada del poeta y filósofo italiano Francesco Petrarca (quien escribió en latín y en menor medida en lengua vernácula) ha sido una de sus obras menos estudiadas y habla sobre la conexión moral y espiritual cristiana, específicamente de la fe católica. Esta edición del siglo XV se encuentra mediada por el comentario erudito del estudioso Bernardo Illicino, quien cubre estos tercetos con un saber enciclopédico explicativo y reflexiona sobre esta obra.

LAS CURIOSIDADES DE LIBRO
Una importante característica y diferencia con los libros modernos de Triunfos de Petrarca está presente en la composición de sus hojas. Este ejemplar está fabricado con papel de trapo, un elemento típico de la época y que es creado mediante el reciclado de prendas de ropa de algodón o lino.
Loreto Millar, coordinadora del Área de Conservación y Restauración Patrimonial del Archivo Central Andrés Bello, nos señala que “a medida que las técnicas de elaboración y creación de los libros van evolucionando, permitiendo una mayor producción, el papel se va haciendo más escaso. Entonces, los maestros papeleros van buscando diferentes materias primas para crear este elemento. En este caso, después de probar con algodón o con otras fibras vegetales en Europa uno de los recursos que tenía mayor presencia eran los restos de harapos de ropa”.

Otro detalle que permite diferenciar este incunable de los libros actuales se encuentra en el uso de tinta metaloácida propio de los ejemplares de aquella época y que estaba compuesto de ácidos, de taninos que provienen de árboles y algunos aglutinantes. “En el caso de las partes que son manuscritas, se percibe por el tipo de marca que quedó en el papel que sería tinta ferrogálica. Una tinta que tiende a tener colores parduscos y a oscurecerse porque se degrada muy fácilmente”, comenta Millar.
Por último, con respecto a la tapa del encuadernado, Loreto Millar explica que “en aquella época era muy común que las encuadernaciones fueran hechas en pergamino realizada de piel de corderos no natos. Sin embargo, la encuadernación que se aprecia en este libro incunable es de media pasta con una pieza sobrepuesta con el nombre del libro grabado con dorados, por lo que se podría elucubrar que esta fue realizada posterior a la adquisición del ejemplar”.
Fuente: Tele13