A quince días de las elecciones presidenciales de Ecuador, los candidatos Luisa González y Daniel Noboa se enfrentaron en un debate con pocas emociones y una audiencia menor a la de la primera vuelta, pero que deja una lectura clara.

La postulante de la Revolución Ciudadana comprende que con su voto duro no le alcanzará para ganar el mandato nacional, y dejó de lado la estrategia insistente del “Ya lo hicimos y lo volveremos a hacer”, que la identificó en el primer debate de la contienda 2023 y que solo afianzaba a los seguidores más fieles del correísmo. La noche del 1 de octubre, dos veces, remarcó que ella es la candidata y ella será quien gobierne, más allá de que ante las arremetidas de su contendor debió defender el régimen de su líder Rafael Correa.

Desde que pasó a la segunda vuelta se trabajó en un cambio de imagen y de discurso. La propia asambleísta nacional electa Pierina Correa ha reconocido esta variación en la estrategia, argumentando que luego de cualquier proceso político se hace una evaluación que se contrasta con resultados para tomar decisiones, y que estas se han volcado al elector joven, que no vivió el proceso de la Revolución Ciudadana como los de edad media.

Sin embargo, la tónica de lenguaje más jovial y tonos pastel en el vestir volvió a quedar de lado en el debate para mostrarse ejecutiva, con grandes lentes que retiraba del rostro a ratos y un discurso distinto al de la primera vuelta, pero sin ahondar en los jóvenes, como se vio últimamente en sus redes sociales. Luisa González llegó acompañada de su candidato a la Vicepresidencia, Andrés Arauz, y de algunos asesores.

Al final del debate abrió su abanico en busca de electores y les habló a las mujeres. “Porque aquí faltó hablar de las mujeres, de la violencia que recibimos, de transportistas, de pescadores, de agricultores”, explicó, y aseguró que la voz de los ecuatorianos escribirá el futuro.

Las mujeres, a las que recurrió por género Luisa González, representan el 50,74 % de los 13′453.588 electores habilitados.

Daniel Noboa, en cambio, mantuvo la dirección de sus propuestas al segmento joven, como en la primera vuelta. Su hablar pausado ya no fue una novedad en el debate por el balotaje. Incluso desaprovechó minutos del tiempo asignado, pero desde el principio encaminó sus propuestas al mismo grupo etario mencionando el fomento de empleo juvenil, por ejemplo.

Al final, en el minuto de oro, con una sonrisa agradeció a los ecuatorianos “por tener la valentía de ser parte de este nuevo proyecto de vida, de este proyecto joven, de este proyecto país en el cual priman el desarrollo humano, la productividad, la competitividad”. “Hoy aquí, en este set, ha ganado el futuro sobre el pasado, ha ganado la esperanza sobre el odio, y el 15 de octubre espero junto a ustedes dar un nuevo salto hacia el futuro del Ecuador y hacia el futuro de nuestras familias”, expresó.

El postulante del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN) volvió a explotar la imagen de hombre de familia, no solo porque llegó con su esposa, Lavinia Valbonesi, y su madre, Anabella Azín, al debate, sino porque también recalcó su plan de vivienda familiar y cuestionó la tabla de consumo de drogas, que a su juicio ha afectado particularmente a los niños.

El 25 % de las personas empadronadas en Ecuador tiene entre 16 y 29 años. Si se considera de 29 años a 64 años, el porcentaje de votantes es del 54 %.

El voto de los indecisos y el voto volátil ofrecían posibilidades en el debate, y es lo que se jugaban los candidatos. Serán los ciudadanos convocados a las urnas el próximo 15 de octubre quienes evalúen los errores que pudieron cometer, sus propuestas y promesas. De acuerdo con datos estadísticos, entre el 14 % y el 30 % están quienes no han decidido por quién sufragarán o analizan el nulo.

Tanto Noboa como González tienen claro que deben diversificar y ampliar el número de sus electores. El voto ganado por simpatía, convicción e incluso por lealtad a un líder no variará, pero el elector volátil, ese que decide y cambia su preferencia tras una declaración o acusación, puede llegar a las urnas y ahí tomar la decisión final y patear el tablero. Quedan catorce días aún para que los candidatos traten de convencer a los electores y para que los más de 13 millones de empadronados analicen quién es más convincente, Noboa o González. (I)

Fuente: El Universo

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