Pasar de una pandemia a una endemia con la presencia de la variante Ómicron del coronavirus es una posibilidad que se baraja entre los expertos en epidemiología.

En el Foro de Davos, que se realizó en enero pasado, el epidemiólogo y principal asesor de salud del Gobierno estadounidense en la actual crisis sanitaria, Anthony Fauci, señaló que un coronavirus endémico es posible, pero solo se dará si no aparecen nuevas variantes que eludan la inmunidad de cepas anteriores.

Mike Ryan, director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), también habló sobre un posible escenario y señaló que a lo que se tiene que llegar es a niveles bajos de incidencia de la enfermedad, con un máximo de gente vacunada y que nadie tenga que morir de covid-19. “Ese será el fin de la emergencia sanitaria, el fin de la pandemia”, dijo.

El directivo enfatizó que el mundo no podrá acabar con el virus, ya que este se ha vuelto pandémico y “se convertirá en parte del ecosistema”, pero lo que se puede dejar atrás es la emergencia sanitaria internacional que ha causado el covid-19.

Este debate ya se ha instalado en Europa. En Reino Unido, por ejemplo, miembros del Gobierno de Boris Johnson apuestan por empezar a tratar al covid como una enfermedad endémica. Mientras que en España se propone dejar de hacer pruebas y contabilizar cada caso y pasar a una vigilancia similar a la de la gripe, en la que una red de médicos centinelas sirven de testigos para saber cómo avanza el virus.

En ese contexto, la Comisión Europea recordó que tanto la Agencia Europea del Medicamento y la OMS han señalado que aunque Ómicron puede fomentar una mayor inmunidad natural, que se sumaría a la de las vacunas y podría ser un primer paso hacia un escenario cercano a la endemia, todavía no están en esa etapa y el virus todavía tiene un comportamiento pandémico peligroso.

Para la viróloga colombiana María Fernanda Gutiérrez un escenario endémico no es descabellado. Explica que Ómicron tiene la capacidad de adaptarse al medio y de reproducirse con una infección muy alta, sin embargo, y aunque hay casos que sí se complican, la mayoría de personas tiene una enfermedad corta y una recuperación buena.

María Fernanda Gutiérrez es viróloga, catedrática e investigadora colombiana. Foto: cortesía

La también investigadora y catedrática señala que al existir tantos contagios el virus ya no va a tener en dónde infectar y cuando esto suceda se esperaría una etapa endémica, de poca infección en la que eventualmente podría haber picode casos pero no se llegará a los niveles actuales, en donde países como Ecuador han registrado cifras récord desde el inicio de la pandemia.

Gutiérrez indica que la inmunidad contra el virus se adquiere por vacunación o por contagio. Menciona que en la actualidad hay ambos casos, es decir personas vacunadas que se contagian y tienen una inmunidad muy fuerte, personas que solo se han vacunado y no se han contagiado, y otras que no se han vacunado ni contagiado. Estas son las más peligrosas, dice, porque el virus puede entrar y producir una infección más grave y causar mortalidad.

La especialista señala que no se espera que haya una nueva mutación y si la hay, el virus ya no encontraría donde multiplicarse porque sale de una persona y no puede entrar a otras. “Por esa razón estamos calculando que vamos a entrar a una endemia, vamos a convivir con el virus como una infección respiratoria común”.

La viróloga explica que los coronavirus son virus que mutan mucho, pero nosotros vemos muy poco de lo que son capaces de hacer y solo nos damos cuenta de ello cuando logran entrar a la población, se adaptan y causan un problema pandémico como el que vivimos. “Pasó con el SARS en el 2000, con el MERS en el 2010, con el covid-19 en el 2020, y va a volverse a repetir, pero no ahora mismo, ya somos resistentes”.

El tiempo que tome el paso a una endemia es incierto, dice Gutiérrez, por eso recalca que es importante la vacunación con las dos dosis y la de refuerzo. Además de mantener las medidas de bioseguridad como el uso de la mascarilla, el lavado constante de manos y el distanciamiento físico.

Fuente: El Comercio

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