Nacer es emigrar. La vida es migración

Wilson Aurelio Hernandez
Wilson Aurelio Hernandez

A ciento noventa y un años de su primera cantonización, nuestro apacible e histórico cantón, que de no mediar la fundación del conquistador-inmigrante (¿Francisco Hernández Girón o Juan Girón Sánchez?), se llamaría Leoquina o Pacaybamba; reducido territorialmente a un jirón de lo que un día fue, e indefinible en lo demográfico, a causa de la siempre paradójica emigración, me trae a reflexionar sobre la incesante partida de coterráneos hacia otros lares de la patria, y sobre todo hacia el exterior. La emigración ha definido, en las últimas cuatro décadas, el rostro y el carácter de Girón, desde lo micro hasta lo macro, tanto en lo sacro como en lo eminentemente humano.

La academia, los sociólogos, las ONG, las distintas instancias gubernamentales y los informadores sociales hablan sin cesar del tema y, sin embargo, todo lo inherente a la migración parece tan difícil de medir y definir y, por tanto, de resolver. En mi condición de emigrante gironense, intentaré, en base a lo vivido, lo observado, lo compartido y lo comprendido, bosquejar mi apreciación de las causas, las vivencias y las consecuencias de la emigración de los gironenses, especialmente de aquellos que hemos emigrado hacia al exterior.

La emigración es una ruptura biográfica, es una herida en la vida del individuo que emigra, de su familia y, quizá, también en la historia de la tierra que nos vio nacer. Es una experiencia humana que mide la capacidad que tiene el ser humano para hacer con su libertad, su reciliencia, su imaginación y su coraje, de su vida, un hecho heroico o algo banal.

Los gironenses hemos emigrado, algunas veces por la búsqueda de una mejor educación para las nuevas generaciones, otras por la ilusión de una vida más cómoda en las grandes ciudades, y la mayoría de veces por la falta de oportunidades de trabajo en el seno de la patria chica; pero, también por “la fantasía inconsciente de búsqueda de una madre tierra nutricia y protectora, frecuentemente idealizada” (Grinberg, L y R., 1971). Pues, la economía local se ha basado tradicionalmente en una agricultura de subsistencia, con escasos excedentes para el comercio o la industria y con muy limitada generación de puestos de trabajo. Esto ha provocado que, incesantemente, miremos hacia afuera, hacia otros horizontes dentro del país, y, la mayoría de veces, hacia el exterior.

El desafío moral por la falta de oportunidades para los gironeneses inquietos, inconformes y soñadores, despertó en su imaginario la utopía de materializar sus sueños en otras tierras: Algunos fueron a la Costa, a ser jornaleros, destajeros o capataces en las grandes plantaciones agroexportadoras; otros fueron a las grandes ciudadades a vivir la masificación de los buscadores de sueños, y hubo quienes fueron al Oriente, a ser colonos, aserradores o peones. Casi todos se marcharon con el sueño de triunfar y volver. Y llegó la hora de volar lejos, de ir a países donde con fe, tesón y sacrificio, en un tiempo relativamente corto, se podría estructurar las bases de un futuro mejor para sí mismo y para la familia, y luego regresar a la tierra que los vio nacer, a disfrutar de lo conseguido. Empezó entonces, a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado, el éxodo de coterráneos hacia los Estados Unidos y Canadá. Más tarde el destino migratorio de los gironenses se diversificó, y entonces España, Italia y otros países europeos, fueron el destino. No todos los que se fueron han de volver. No todos los sueños se han de cumplir, pero el deseo de triunfar y de volver no muere, porque, como dijera Spinoza, “el deseo es la esencia misma del hombre”. En cada emigrante mora un Ulises, muriendo de deseo de volver a su amada Ítaca.

Los resultados de los censos de población y vivienda de los años 1990, 2001 y 2010 (INEC), evidencian que mientras el Azuay, entre 1990 y el 2001 tuvo un crecimiento poblacional del 15.59%, Girón sufrió un decrecimiento del 4.61%, y que, entre los años 2001 y 2010, la provincia tuvo un crecimiento sostenido del 15.81%, en tanto que Girón tuvo un crecimiento de apenas el 0.20 %. Estas cifras, a no dudarlo, son la consecuencia del elevadísimo índice de emigración. Las cifras citadas evidenciarían también el impacto que la crisis financiera de 1998-2000, habría tenido en algunos sectores de la población que se vieron obligados a emigrar. Un hecho adicional, que evidenciaría que miles de gironenses se han ido, sería el ausentismo, en Girón, del 44.80%, en las elecciones generales de febrero del 2013; pues, la media de ausentismo a nivel nacional fue de sólo el 18.92%. Esa diferencia del 25.08% representaría a los gironenses en el exterior.

Hay realidades insoslayables que han devenido de la emigración de coterráneos. Algunas son, a no dudarlo, positivas; otras podrían resultar ambiguas, y las hay, por supuesto, aquellas que resultan negativas. Existen consecuencias individuales, familiares y sociales de toda índole, que deberían merecer una atención siempre objetiva de los gobiernos, a todos los niveles, pero de una manera seria y oportuna y no como ha ocurrido hasta ahora. Pues, aunque la Constitución y otras leyes y tratados le bañen de derechos al migrante, en la práctica, esto es una utopía. La presencia-auxilio del Estado, en la vida del migrante es un mito. El/la migrante es él/ella y su fe, él/ella y sus heridas, él/ella y sus seres amados; es él /ella y su ética. El 12 de marzo del 2007, se creó la Secretaria Nacional del Migrante (SENAMI), cuya misión sería “la definición y ejecución de políticas migratorias, encaminadas al desarrollo de la persona migrante”, y, “promover y coordinar de una manera oportuna con todos los actores e instituciones, públicos y privados, vínculos con el tema migratorio a nivel nacional e internacional”. En la práctica se ha visto muy poco para acompañar a los migrantes.

Consecuencias positivas

  • Notable disminución del desempleo;
  • Disminución de la presión demográfica sobre los recursos;
  • Generación de empleo por la inversión de las remesas;
  • Alentadora movilidad social;
  • Aumento en la producción de algunos productos locales, por la demanda en 
los países de residencia de los emigrados;
  • Despertar del sentido de pertenencia y de compromiso solidario de los 
emigrantes hacia su tierra y hacia sus coterráneos menos favorecidos; y,
  • Potenciación del talento de jóvenes que emigraron a temprana edad, y que han logrado educarse al más alto nivel, en prestigiosas universidades extranjeras, que constituirían un activo para Girón.

Consecuencias negativas

  • El desgarramiento del tejido familiar;
  • El abandono del agro;
  • La fuga de talentos.

Testimonios

  • Un poquito de los dos: negativo por el simple hecho de que hay familias divididas…Los jóvenes han terminado en el alcohol o las drogas y otros no continúan sus estudios. Lo positivo es que las familias gozan de un mejor nivel de vida…”
  • “La emigración ha contribuido a cambiar positivamente a Girón. Sin la emigración no sé qué habría sido de Girón”
  • “Un efecto negativo cae también sobre la agricultura, con gran cantidad de tierras aptas para el cultivo, hoy totalmente abandonadas. Estimo que en lo económico ha sido positivo”
  • “Lo negativo: añoranza de nuestras tradiciones culturales, ruptura de familias… pérdida de talentos”
  • “Personalmente, pienso que hay muchas ventajas… ha creado fuentes de trabajo para las nuevas generaciones”
  • “Para mi una experiencia de vida. Girón sólo creció económicamente; social y académicamente, un retroceso”
  • “ Si no hubiese salido de Girón, no hubiese podido ayudar, como humildemente he ayudado a mi tierra y a nuestra gente” CONCLUSIONES:
  1. La emigración ha sido siempre una opción válida para superar la necesidad y/o el tedio. Girón es el epítome de una tierra y una sociedad que vive y siente los rigores de las ausencias y las distancias surgidas de la emigración de sus hijos. Todos los actores del fenómeno debemos crear una sinergia tendiente a atenuar lo negativo y potenciar lo positivo;
  2. El GAD de Girón debería, a la brevedad posible, emprender las investigaciones necesarias para saber, por ejemplo, cuántos somos y dónde estamos los que hemos emigrado; a cuánto ascienden las remesas que los emigrados remitimos a nuestras familias, y poner en perspectiva el diseño de proyectos productivos que racionalicen la inversión de posibles capitales de los migrantes que retornan; y,
  3. El GAD de Girón debería, sin tintes políticos o sectarios, inteligenciarse sobre los profesionales gironenses, formados o especializados en el exterior y convocarles a un encuentro cívico en Girón, para que ofrezcan sus perspectivas respecto a posibles proyectos de desarrollo humano, productivo, cultural o académico, para Girón y sus hijos.

Bibliografía:

Achotegui, Joseba (2006). «Estrés límite y salud mental: el Síndrome del Inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises)». Revista Migraciones (Universidad de Comillas-Madrid)
Declaración Universal de los Derechos Humanos

Grinberg, L y R., Psicoanalisis de la migración y del exilio, Madrid, Alianza Editorial, 1984. www.asambleanacional.gob.ec
www.resultados.cne.gob.ec
http://www.inec.gob.ec/home/

www.libre pensamiento.org www.emigracionmundial.blogsot.com www.proyectoyredesmigratorias.files.wordpress.com www.senami.org

www.migra.salut.org

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