A propósito que nos encontramos con una declaratoria de guerra interna, es oportuno mencionar que el 27 de enero por decisión de la ONU se define como el “Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto”, acontecimiento trágico dado en la Europa nazi, entre los años 1935 y 1945. Esta matanza criminal incluyó a 6 millones de judíos y otros 12 millones de polacos, comunistas, homosexuales, gitanos, discapacitados y prisioneros de guerra. Las razones se encuentran en el odio racial y una aversión de Hitler a los judíos. Los nazis trataron de justificarse al mencionar explicaciones pseudocientíficas como que los judíos eran: “especies de ratas súper evolucionadas, que propagaban enfermedades y contaminaban”, empero, no justificaron nunca el proceso “la Shoá”, hoy denominado Holocausto.

El profesor Carlos De Armas, al respecto, advierte: el Holocausto “demuestra el peligro que los seres humanos representamos para nosotros mismos”. Sentencia que nos induce a pensar que, en el conflicto interno que vivimos es fundamental tratar al menos de ser objetivos y realistas, de ir a las fuentes fidedignas y no convertirnos en altoparlantes de falsas informaciones o criterios sesgados que causan pánico y zozobra en una población que necesita razonar y producir.

Hagamos conciencia que “en nuestra guerra” hay seres humanos fallecidos: gente de pueblo, políticos, militares, policías, narcotraficantes, pero también adolescentes y jóvenes discriminados, sin educación, pobres, sin trabajo, acaso con hambre, productos de políticas inequitativas y desgobiernos, convirtiéndose en instrumentos de carteles del narcotráfico y en aportantes de muertos en una guerra que no sabemos cuándo en verdad comenzó.

No tratamos de justificar lo injustificable, peor defender sin argumentaciones, solo anhelamos a que esta guerra se termine y que el país retome su anhelada “normalidad”, o acaso: ¿estamos en contracorriente porque hay terceros que aspiran que continué la guerra, que se desgaste el gobierno, de aprovecharse del país, y los de más allá de vender armas, de acusar siendo centros del expendio y los mayores consumidores de drogas del mundo? (O)

Fuente: El Mercurio | Hugo Lucero L.

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