A casi un año de las elecciones presidenciales, el mapa político ecuatoriano sigue en la más absoluta incertidumbre y bajo una fragmentación partidaria que dificulta cualquier predicción.

Las próximas elecciones presidenciales tendrían lugar el 28 de febrero de 2021, según se desprende de un calendario analizado esta semana en una reunión conjunta del Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Contencioso Electoral (TCE).

La reunión de ambos organismos celebrada el jueves, según lo exige la reforma al Código de la Democracia, tenía por objeto la aprobación del calendario electoral según una propuesta del CNE.

Pero finalmente el conjunto del calendario no pudo ser aprobado, pero de su lectura se desprende que las elecciones presidenciales serán el 28 de febrero y, en caso de requerir una segunda vuelta, el 11 de abril siguiente, dijeron a Efe fuentes de esa institución.

El calendario tiene en cuenta que los asambleístas deben entrar en funciones el 14 de mayo y el sucesor del presidente Lenín Moreno ser investido el 24 de ese mismo mes.

INCERTIDUMBRE Y FRAGMENTACIÓN

Aunque aún faltan varios meses para que se convoque a las elecciones, el panorama político es muy incierto.

En el tablero político se vislumbra un centroderecha en la que figuran Guillermo Lasso y Jaime Nebot, como posibles postulantes, y una izquierda que “seguramente irá con un candidato más radical de lo que se esperaría”, probablemente del movimiento Pachakutik, brazo político de los indígenas, según el analista Santiago Basabe.

Decano del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Basabe ve un “gran centro político ideológico vacío”, por lo que cree que habrá algo más de certidumbre cuando haya un candidato que pueda ocupar ese espacio.

Advierte, eso sí, una postulación de algún candidato afín al expresidente Rafael Correa (2007-2017), “que será muy fuerte, con muchas posibilidades de pasar a una segunda vuelta” pues “el correísmo tiene al menos entre 15 y 20 por ciento de voto duro”.

Además, cree que no habrá “menos de diez o doce candidatos” lo que fraccionará el voto entre todos los postulantes y por eso “el 15 por ciento es más que suficiente para una segunda vuelta, pero dudo mucho que alcance para ganar la Presidencia”, subrayó.

El analista insistió en que, independientemente de todas las investigaciones que giran en torno a presuntos casos de corrupción en la administración de Correa, el voto duro se mantendrá, “y de ahí puede crecer”.

“Dudo mucho que alguno de los otros (candidatos) tenga un voto cautivo tan alto”, especuló.

CORREA, REFERENTE POLÍTICO

Correa, con una veintena de investigaciones abiertas y una orden de detención por violación de medidas cautelares, no puede aspirar a una nueva reelección por una enmienda aprobada en el referendo de febrero de 2018.

Y aunque poco después de dejar el poder, viajó a Bélgica, su influencia ha sido en los últimos años latente en la arena política del país, donde asegura que sus detractores quieren bloquearle sus posibilidades electorales.

El exgobernante, seguidor del llamado Socialismo del Siglo XXI, asevera con insistencia que la serie de indagaciones judiciales en su contra demuestran “desesperación” de sus detractores, pero advierte: “resistiremos y venceremos”.

Basabe recuerda a Efe que mientras esas indagaciones no culminen y no haya sentencias en firme, Correa puede postular para vicepresidente o legislador “y seguramente lo va a hacer”.

Pero ve “difícil” que haya una decisión en firme pronto pues el caso más avanzado es el denominado “Sobornos”, cuya audiencia aún ni siquiera empieza y, además, tras posibles resultados adversos hay “una cantidad de posibilidades de impugnación, de recursos de apelación, de casación”, relató.

Correa, que critica duramente a su sucesor, exaliado y exvicepresidente, a quien acusa de haber traicionado los postulados del movimiento Alianza País, repite con insistencia: “Recuperaremos la patria”.

Pero aún si Correa no quisiera ser candidato, Basabe opina que mantiene el voto cautivo pues “diez años no es poco. Hay mucha gente que le guarda respaldo” y, además, afecta “el hecho de que el Gobierno ahora no tenga recursos para mantener todo el enorme gasto del Estado. La gente ya está diciendo: Con Correa estábamos mejor”.

El actual mandatario fue elegido en 2017 al frente del movimiento de izquierdas Alianza País que dirigía Correa, con quien se enemistó poco después de la investidura.

Moreno, que desde entonces ha virado hacia el centro del mapa político, ha manifestado en el pasado que no tiene intenciones de acudir a la reelección, por lo que se desconoce quién representará a ese movimiento que, liderado por Correa, ganó sucesivas elecciones en la década pasada.

Fuente: El Mercurio 

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