Tras varios días con síntomas respiratorios, como dolor de garganta, congestión y tos, Andrés (31 años) dio positivo a COVID-19 tras realizarse una prueba PCR.

Al principio, Andrés descartó la posibilidad de que esté contagiado porque creyó que era una gripe común, pero la madrugada del sábado pasado sintió una tos muy fuerte y decidió acudir a un laboratorio.

Este es uno de los 479 casos de COVID detectados en Cuenca la semana del 27 de junio al 3 de julio de 2022, según el registro que lleva el médico investigador Bernardo Vega. En los últimos siete días se reportaron oficialmente 267 contagios menos que la semana anterior.

Pero la positividad se incrementó, tanto en Cuenca como en Ecuador. El Consejo Cantonal de Salud confirmó a El Mercurio que en la capital azuaya se ubica alrededor del 42 %.

En abril, este indicador llegó al 3% a niel nacional, sin embargo, este valor se ha incrementado hasta el 40% esta semana, por lo que Vega sostiene que Ecuador se encuentra en una sexta ola de COVID.

Cuando la positividad es igual o mayor que el 5%, se debe tomar medidas adicionales para evitar que la cifra de enfermos suba, explica Vega.

“Casi la mitad de pruebas realizadas son positivas, lo que evidentemente es un criterio de riesgo epidemiológico y exige mayores medidas de prevención”, enfatiza el médico.

Incluso esta cifra puede ser mayor, ya que mucha gente asintomática o con síntomas leves no se hace una prueba diagnóstica.

El médico explica que este porcentaje aumentaría fácilmente si se toma en cuenta que el Ministerio de Salud Pública (MSP) considera en sus estadísticas solamente los casos positivos registrados con tests PCR.

Andrea Gómez, epidemióloga, cuestiona la baja cobertura de diagnóstico en el país, lo que influye en la toma de decisiones: “Por cada caso positivo se debe hacer al menos 10 tests, pero en nuestro país se están realizando apenas 3.8. Además, la información notificada es tardía porque no tenemos un sistema de vigilancia, una ficha, una historia clínica única…”.

Gómez concuerda con sus colegas al señalar que esta nueva ola se veía venir, ya que se provocó esa “falsa sensación de seguridad”, con el mensaje que envió el Gobierno Nacional sobre la eliminación de la obligatoriedad del uso de la mascarilla.

“La ministra de Salud, que renunció a su cargo, en su momento no supo aclarar o contradecir esta medida, y eso realmente nos está pasando factura actualmente”, afirma la experta.

¿Qué hacer?

Vega recalca que el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional tiene que aplicar medidas en función de los datos epidemiológicos: “Si bien el porcentaje de primeras y segundas dosis es bueno, lo que ha evitado saturación en los hospitales, sin embargo, al existir nuevos casos puede provocar mayor demanda hospitalaria”.

Pero también los ciudadanos pueden actuar para evitar contagiarse de covid o por lo menos sufrir menos estragos durante la enfermedad. Estas son las recomendaciones de los expertos cuencanos:

Uso de mascarilla

Vega y Gómez recomiendan retomar el uso de la mascarilla, tal como lo han hecho en otros países. En España, donde predominan las subvariantes de Ómicron, por ejemplo, se analiza volver a solicitar el carnet de vacunación, pruebas COVID-19 y la obligatoriedad del cubrebocas. “Ventajosamente en Cuenca se mantiene esta prenda por Ordenanza”, recuerda el médico.

La epidemióloga exhorta a utilizar nuevamente este elemento al menos en lugares cerrados: “En Cuenca hemos visto que los ciudadanos son muy conscientes, en Guayaquil hay un aumento de casos por erradicar esta medida”.

Vacunación

Andrea Gómez, epidemióloga, explica que, en estos días, la mayor parte de los casos positivos de COVID-19 son ambulatorios, no requieren de hospitalización, sin embargo, en países como España ya se empieza a ver un aumento de personas que requieren atención hospitalaria. De ahí la importancia de mantenerse al día en las vacunas.

La especialista añade que la cobertura de inmunización, a nivel de las terceras y cuartas dosis (refuerzos), no es la mejor. “Creo que el Gobierno se quedó en el hecho de inmunizar a 9 millones de personas, que no fue menor, pues redujo la mortalidad, pero desde ahí no mejoró la vacunación”.

Los porcentajes de vacunación contra la COVID-19, principalmente de los refuerzos, son bajos. Xavier Caivinagua/El Mercurio

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