“Necesitamos proteger a individuos”
En efecto, son palabras recientemente pronunciadas por el mandatario entrante Daniel Noboa en relación con la posibilidad de que la nueva asamblea esté preparando un juicio político a la fiscal Diana Salazar, añadiendo que: ella, según el presidente electo “está trabajando duro en contra de las organizaciones criminales que operan en el país”. Lo citado orienta a pensar que antes que se instale la Asamblea Constituyente ya se esté negociando ciertos intereses en función de alcanzar posiblemente impunidades.
No pretendemos dar nombres cuando no lo conocemos, sin embargo, es oportuno citar que el propio expresidente Correa refiere haber acordado con el PSC un eventual juicio político contra Salazar, aunque desde el partido amarillo se dice que no es verdad. Lo referido genera una serie de interrogantes, dudas, cuestionamientos y sobre todo, da cuenta que pululan intereses poderosos de ciertos sectores que tratan de influenciar en el poder Legislativo con afanes no tan claros, pero que producen contrariedad.
El país está hasta el hartazgo con los juicios políticos, y no está bien que ya estén pensado en estos, incluso, antes de posesionarse los “padres de la patria”, sin olvidar que dentro de las funciones de la Asamblea Constituyente está la de fiscalizar.
Es importante para el gobierno una mayoría legislativa, sin embargo, no se debe dar espacio para negociar en base a intereses particulares; las mayorías deben estar direccionadas a elaborar proyectos de leyes que beneficien al pueblo, como la lucha contra la delincuencia, inseguridad, desempleo, falta de medicinas y más… No se trata de defender o atacar a una persona, al contrario, creemos que todo funcionario público debe y está sujeto a fiscalización, pero al momento no es oportuno, es dar las espadas al pueblo, porque lo que todos esperan es que la nueva asamblea legisle en favor de las mayorías que está harta de fracasos, de engaños y de confrontaciones en función de intereses particulares, siendo uno de tantos la famosa impunidad, que es un mal que está arraigándose en un país en donde la esperanza es lo único que queda.