Wilson Aurelio Hernández
Wilson Aurelio Hernández

El Gobierno Nacional, a través de la Embajada en Washington, del Consulado General en New York y de la Casa Ecuatoriana en la misma ciudad, desde el 25 de septiembre viene promoviendo la campaña “Dile no a la Migración Riesgosa”. Esta campaña ha merecido, además, una resolución de la Asamblea Nacional, instando a los gobiernos de los Estados Unidos y a los países de tránsito a adoptar mecanismos “urgentes” que garanticen la vida, seguridad, integridad y dignidad de los niños “no acompañados que lleguen a sus países”. Se sabe, así mismo, que esta campaña se replicará en la s regiones del país con altos índice de migración.

La citada campaña, si hubo una reflexión ética en su concepción, debería provocar en los ideólogos de la Revolución Ciudadana, al mismo tiempo que se insta a los gobiernos de los Estados Unidos y a aquellos de tránsito de migrantes, a garantizar “la vida, seguridad, integridad y dignidad de los niños “no acompañados que lleguen a sus países”, la necesidad moral de cuestionarse ¿Por qué, después de casi ocho años de Revolución Ciudadana, todavía existen en Ecuador seres humanos dispuestos a enfrentar los inhumanos riesgos de la migración clandestina? ¿Son los gobiernos de los Estados Unidos y de aquellos países de tránsito de nuestros migrantes, en alguna medida, culpables de que niños y adultos ecuatorianos quieran huir del paraíso que está construyendo la Revolución Ciudadana, arriesgando incluso la vida?

Yo creo que los pobres de nuestra patria se arriesgan a emigrar clandestinamente, arriesgando hasta sus vidas, entre otras, por estas tres razones: Primero, porque pese a la manipulación que se ejerce desde el poder, para que se crea lo contrario, en Ecuador el déficit de trabajo, de libertad y de oportunidades es enorme; Segundo, porque, pese a esa misma manipulación, los y las ecuatorian@s, creemos más en las utopías intentadas con el esfuerzo propio y con libertad, y en la alquimia del trabajo honesto, que en la sumisión y la dependencia; y Tercero, porque sin querer queriendo le estamos diciendo al gobierno de la Revolución Ciudadana, en qué tipo de sociedad queremos vivir: No en una sociedad parecida a Venezuela, no en una sociedad parecida a Nicaragua, y menos en una sociedad parecida a Cuba. ¿Será que los pontífices de Alianza País han reflexionado sobre esto y están dispuestos a responder en concordancia con la verdad subyacente?.

Se dice, desde el gobierno, que esta campaña tiene el propósito de “concientizar, especialmente a los niños, adolescentes y jóvenes, acerca de la problemática y riesgos a los que se exponen al pretender pasar de manera irregular la frontera entre México y los estados Unidos”. Y yo pregunto, ¿Quién logrará concientizar a los ideólogos de la Revolución Ciudadana, respecto a las responsabilidades incumplidas por el gobierno ecuatoriano en cuanto a la creación de empleo, la vigencia de plenas libertades y la potenciación de oportunidades para las nuevas generaciones, causas éstas, insoslayables, del deseo permanente de abandonar el Ecuador?.

El tema de la movilidad humana es un tema demasiado serio, sensible y complejo y debe abordarse con extrema responsabilidad, tanto por el gobierno como por la ciudadanía; pues, se lo debe manejar sin sectarismos y menos con cínicos cálculos políticos, si de veras se tiene la intención de buscar soluciones a sus causas y de enfrentar sus efectos.

Llamar la atención para que los Estados Unidos y los países de tránsito respeten los derechos humanos de los migrantes es, a no dudarlo, justo y necesario. Ninguna violación a los derechos humanos es tolerable, no importa dónde y contra quién ésta ocurra, y menos aceptable aún es que se atente contra los derechos de niños, mujeres y adolescentes.

La campaña “Dile no a la Migración Riesgosa” no puede ser otra campaña a despilfarro y circo, como otras ejecutadas por el gobierno de la Revolución Ciudadana. Es deber del gobierno proteger, auténticamente, la seguridad, la integridad y la dignidad de sus súbditos, allí donde éstos se encuentren; pero jamás trivializar el cumplimiento de su deber con la vacuidad de los shows artísticos montados para amenizar las campañas. La ética de los migrantes es genuina; la del gobierno no debe estar en duda.

Wilson Aurelio Hernández.

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