Dr. Hugo Lucero L.
Por: Dr. Hugo Lucero L.

Estamos viviendo una época de aislamiento y distanciamiento físico por la pandemia que ha motivado el uso progresivo y por más de tiempo de las comunicaciones como las redes sociales en función de solventar en algo este alejamiento físico entre los humanos.

Las redes sociales van incrementándose conforme avanzan los tiempos y necesidades, convirtiéndose en un instrumento valioso de comunicación, pero que, infelizmente se está degenerando por el abuso en su uso y la distorsión de sus contenidos. Se está convirtiéndo en un problema principalmente en ciertos grupos etarios: adolescencia y juventud, induciendo a dejar de vivir el mundo real para depender de lo virtual y hasta ficticio. No es infrecuente observar la soledad física del adolescente o joven pegado a un aparato que alimenta su mente de una manera inagotable aislándolo del mundo tangible y real.

Con criterios científicos se habla de una ADICCIÓN a las redes sociales que conlleva a ciertos comportamientos, a saber: privación del sueño , descuido en los contactos con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud; pensar obsesivamente en la red incluso cuando no se está conectado; irritabilidad excesiva cuando la conexión no existe o esta lenta; tener intentos fallidos de limitar el tiempo de conexión; aislarse de la sociedad sufriendo cambios de carácter;  bajo rendimiento en estudios;  y lo frecuente, sentir una  euforia excesiva cuando se está  frente a la pantalla que emite la señal de la red.

Ante esta situación que raya en lo patológico, los padres y afines deben lo más pronto posible actuar en base a algunas recomendaciones como: limitar el uso de aparatos pactando tiempos de su uso, fomentar las relaciones con otras personas, estimular nuevas aficiones como a la lectura, deporte y actividades en equipo, y retomar la comunicación y el dialogo en la misma familia.

No pretendemos desestimar la importancia de las redes sociales, pero sí, motivar al uso racional de este medio que nos relaciona con otras personas, nos aporta con nuevos conocimientos, nos lleva a conocer otras latitudes y lo más importante nos muestra que vivimos en un mundo dinámico y cambiante, dándonos la oportunidad de ser parte proactiva de una vida que debe tener siempre objetivos que justifiquen nuestra presencia en el planeta tierra. Empero, ¡mucho cuidado con una posible adicción!

Hugo Lucero Luzuriaga

 

 

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