¡Se están subiendo a la camioneta!
Es el llamado de atención de muchos ciudadanos que observan o escuchan perplejos que muchos oportunistas se están “subiendo a la camioneta del triunfo”, aludiendo a la metáfora acuñada en la política. En verdad, es motivo de enojo hasta de incredulidad el que muchos personajes, antes: opositores al hoy triunfador, partidarios fervientes del perdedor, críticos hirientes al vencedor e incluso candidatos de otras tiendas políticas, se estén enfilando al gobierno ganador; regalando abrazos, alzado los puños y vivando al candidato electo presidente, incluso manifestando desvergonzadamente que era solo un “chendo” que estaban en la orilla opuesta porque siempre fueron “leales” a la patria y por ende al nuevo vencedor.
Es la realidad no de la política sino de la politiquería ecuatoriana, desde donde con acciones vergonzosas se emana el mal ejemplo a los ciudadanos, se muestra el estado de descomposición y de oportunismo de muchos de los autoproclamados salvadores de la patria, que al verse perdidos terminan por desacreditar a su reciente candidato aduciendo que representaba a la mentira y la corrupción.
Estas actitudes de acomodo a las circunstancias para obtener provecho personal, subordinando incluso a sus propios intereses, calificado como oportunismo, es propio de seres humanaos que han perdido la vergüenza y pudor, siendo capaces de traicionar desde a sus amigos hasta su misma familia, por ello, es necesario que los identifiquemos e incluso de ser posible los denunciemos en favor de una sociedad que anhela honestidad, buenos ejemplos, lealtad y sobre todo amor a la tierra. En este contexto, es prudente que los proponentes del gobierno recién electo, tomen muy en cuenta a las personas que desde el inicio se han brindado en favor de una propuesta que anhela sacar al Ecuador de una grave crisis social, económica y sanitaria, además de que alertamos que es el momento oportuno, no oportunista, para desplazar a aquellos que “nunca pierden”, a esos seres que se están subiendo a la camioneta o que quizá ya estén instalados, sin vergüenza alguna ante los ecuatorianos. (O)
Fuente: El Mercurio