Papá Noel vuelve este año, más bonachón y dice más regalón. Desde hace mucho antes de diciembre hace su presencia barbuda con lentes, vestido de rojo y sonriente.

Papá Noel se encargan de recordarnos de que es tiempo de regalos, de engatusarnos y persuadirnos de que son indispensables estos y que nuestros hijos serán infelices si no tienen el obsequio. Se regala las más de las veces sin consultar con el bolsillo, aunque nos facilitamos con las tarjetas de crédito o los plazos interminables, artificios inventados para exprimirnos todo el año. Viejo barbudo que cada año renueva su cargamento hasta con lujosos vehículos, y lo que sorprende es ahora llega con el famoso Black Friday (viernes negro), además de rifas y premios que enloquecen al ingenuo consumidor, siendo ardides de negociantes incluso desleales que atentan al bolsillo de los impulsivos e ingenuos compradores.

Papa Noel, tradición religiosa que con el regalar se ha convertido en una necesidad creada por los humanos que está conduciendo a que los niños sean más  exigentes, descontentos y con ilusiones fugaces, y que los adultos se hayan materializado en detrimento de los valores generándose una lucha por “tener más que ser más”, empoderándose, absurdamente, la creencia de que la alegría y felicidad en navidad consiste en regalar y en preparar una variedad de comidas y en abundancia que terminan en el desperdicio adicionándose a la contaminación ambiental.

Papá Noel es el símbolo del consumismo, del materialismo, de las desigualdades y del incremento de brechas cada vez mayores entre ricos y pobres. Personaje que ha creado el estereotipo de que el que tiene más es más feliz, por ello recordad: NO ES MÁS RICO EL QUE MÁS TIENE, SINO EL QUE MENOS NECESITA, Y QUE LAS MEJORES COSAS DE LA VIDA SIEMPRE SON GRATIS…

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