Caminar por las calles de Girón, es encontrar en cada recóndito lugar vestigios de su historia, sus pintorescos rincones, sus plazas, sus casas republicanas, sus talleres artesanales, sus centros educativos, sus calles pintadas de flores en los rituales religiosos, su Cristo milagroso que atrae prosperidad a sus tierras, su gente amable y generosa, entre tantas otras características que hacen único a este punto del Ecuador. 

Y así encantada como vivo de este paraje maravilloso, recibí una invitación irrechazable, para descubrir un tesoro escondido.

Extasiada, pero al mismo tiempo indignada, me encontré frente a -y sin miedo a equivocarme- algunos  de los documentos más antiguos del cantón. ¿En dónde?, pues en el despacho del Sr. Párroco Víctor Cabrera, que tuvo la amabilidad y la paciencia de sacar uno a uno los folders improvisados, depositados en unas cajas de cartón; y si, indignada recalco pues su manejo no cumple ningún requisito técnico de manipulación de objetos con ese grado de importancia, de esta manera descubrimos unos hermosos originales que tenían marcados el paso del tiempo, pero también las huellas de las condiciones inadecuadas de conservación.

1674, año del manuscrito de mayor antigüedad, en donde se puede leer el acta de bautizo correspondiente a Agripina Criollo, hija de Luis Criollo y María Jumbo con fecha 21 de noviembre. Pero estos documentos no sólo registran nombres, sino también algunas características de cada época. De los documentos analizados durante esta visita podemos concluir que los habitantes eran sumamente ligados al quehacer de la iglesia católica y que ésta regía la vida de sus peregrinos desde su nacimiento hasta su muerte, que un matrimonio era un acontecimiento sublime, que no existen registros de personas fallecidas durante  febrero de 1829, mes y año en donde se produjo la Batalla de Tarqui. La belleza de la caligrafía, convierten a estas actas en verdaderas obras de arte, tinta y pluma reclutadoras y retornadoras de almas, de manos de varios sacerdotes que fueron dejando su huella en la sociedad gironense. 

Así podríamos extendernos infinitamente descubriendo esas historias que nos cuentan sin hablar estos viejos papeles, pero ese no es el propósito de este artículo, sino más bien el evidenciar que existen patrimonios no inscritos oficialmente, que se pueden perder por la falta de conocimiento e interés ciudadano. Toda esta experiencia hace que nos preocupe el estado de conservación de estas piezas, abandonadas y sumamente deterioradas, por el paso del tiempo y las condiciones ambientales adversas a las que se encuentran expuestas. Nuestro llamado a las autoridades tanto eclesiales como civiles para recuperar estos vestigios de historia, haciendo los trámites necesarios en las entidades pertinentes para salvaguarda estos bienes, sin perder más tiempo.

Artículo publicado en el segundo fascículo de la Revista Girón 360º el 20 de Diciembre del 2015, por Gabriela Salamea.

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