Valeria Delgado, médica ecuatoriana en el Gregorio Marañón
Valeria Delgado nos cuenta que «no sabíamos que era coronavirus, ni mucho menos que ya estábamos en fase de transmisión comunitaria. Así que nuestro exceso de confianza al pensar que estábamos libres de la enfermedad nos llevó al contagio de compañeros médicos/as y enfermeros/as. «
En la facultad nos preparan para sanar, quitar el dolor y paliar molestias de enfermedades crónicas, y aunque, enfrentamos la muerte a diario, nunca estamos listos para hacer de ella nuestro día a día.
¿Cómo recuerdas el inicio de la pandemia por COVID-19?
En marzo iniciábamos con la noticia de que en Italia la cifra de Infectados por SARS CoV 2 aumentaba exponencialmente. Sin preocuparnos mucho o casi nada por nuestra situación, subestimamos el alcance de la epidemia en ese entonces. Y no tomamos las medidas preventivas adecuadas. Pensábamos ‘’que mala suerte la de los italianos, de seguro hicieron las cosas mal, eso no nos pasará pues aquí lo tenemos bastante controlado’’. Valeria Delgado nos explica que de pronto en menos de una semana, empezamos a ver cómo las visitas en urgencias por síntomas respiratorios se incrementaban poco a poco.
Y no, no sabíamos que era coronavirus, ni mucho menos que ya estábamos en fase de transmisión comunitaria. Así que nuestro exceso de confianza al pensar que estábamos libres de la enfermedad nos llevó al contagio de compañeros médicos/as y enfermeros/as.
Han sido semanas difíciles, poco a poco las plantas de hospitalización se han ido llenando de pacientes aislados. La UCI sin camas para pacientes críticos, la urgencia colapsada, pacientes esperando hasta 2 días por una cama en la planta, durmiendo en sillones mientras tanto.
¿Qué les debemos a nuestros mayores después de estas 7 semanas?
Quizá la realidad de la pandemia que relato en estas líneas se vea sesgada por tener únicamente una visión intrahospitalaria de las cosas. Pero es lo que he vivido en estas últimas 7 semanas, y es la imagen que llevo en mi mente cada día, cada noche. Valeria Delgado tiene presente a cada abuelito. Sobretodo aquellos que me han pedido de favor no quedarse hospitalizados, pues algunos son muy conscientes que si se ingresan sólo tienen dos caminos: o permanecer aislados sin contacto alguno con sus familiares hasta su recuperación, o la opción más desgarradora, que la infección les supere y morir solos.
Luego están los pacientes entre los 70 a 80 años, muchos de ellos independientes aún, que si no hubiese sido por esta plaga, estuviesen gozando de sus ahorros. Estarían disfrutando y descansando después de haber aportado tanto a la sociedad, pero no, se están debatiendo ente la vida y la muerte. Los que enfermaron primero tuvieron la fortuna de tener una cama en UCI.
¿Por qué las UCIs empezaron a llenarse de personas “jóvenes”?
Pero no pasaron muchos días antes de que por tener esa edad ya no eran aptos para cuidados críticos. Y ¿por qué?, porque las UCIs empezaron a llenarse de personas “jóvenes” que tenían prioridad por que aun les quedaban más años de vida. Y ¿entonces que? Lo único que nos queda es verlos luchar hasta el final por cuenta propia, sin ayuda de las “máquinas”, sin un respirador mecánico que les salve cuando ya no dan más. Eso es desgarrador y frustrante pues incluso nos llegamos a cuestionar si realmente nuestro trabajo vale la pena- Sentimos que todo lo que hacemos es inútil. Sentimos que nos estamos enfrentando a un monstruo desconocido que se ríe en nuestra cara cada vez que una vida se apaga.
Al mismo tiempo creo que es injusto, pues muchos de esos adultos mayores se cuidaron a lo largo de toda su vida para llegar con salud a la vejez. Aportaron a la seguridad social para que se les garantice una atención sanitaria de calidad y poco o nada podemos hacer por ellos. Espero que cada una de las personas jóvenes que haya requerido cuidados intensivos y se recupere satisfactoriamente sepa apreciar y valorar cada día de vida que le queda por delant. Pues no todos tuvieron esa segunda oportunidad.
¿Qué aspectos positivos resaltarías en medio de la tristeza o el caos?
Los aspectos negativos y tristes, que hay muchos, con el pasar de los días se han ido convirtiendo en obstáculos a superar. Y con la ayuda de todos está siendo posible esta superación. En medio del caos y la desesperación se han hecho presentes el espíritu de solidaridad y amor el prójimo.
De un día para otro más y más personal sanitario se sumaba para atender a los enfermos por coronavirus. No importaba si eran cirujanos, pediatras, alergólogos, urólogos. Nadie dudó ni por un segundo en salir de su zona de confort y echar una mano donde se requiriese ayuda. D
De pronto de una planta de UCI que teníamos en el hospital se abrieron 6 más. Había gente doblando turnos, sin días de descanso, que daban todo para que ningún enfermo se quedara sin la debida atención.
Y aunque, el material de protección siempre escaseó no había tiempo para los reclamos. Se las ingeniaban para fabricar sus propios trajes, para reciclar mascarillas y de alguna forma protegerse.
Además la ayuda de la población en general no se ha hecho esperar. Han aportado con máscaras, pantallas faciales y batas fabricadas artesanalmente, e incluso llevando comida al personal de guardia. Esos pequeños gestos nos han hecho más llevadero el camino.
El apoyo diario que recibimos desde los hogares con sus aplausos nos arrancan una sonrisa y nos dan animo para no decaer y mantener la esperanza de que esto pronto acabará.
¿Qué mensaje quieres dejar tras 7 semanas de pandemia?
Lo que me llevo de todo esto es la solidaridad que ha demostrado el pueblo español. Eso es lo que quiero transmitir y el mensaje que pretendo dejar. No es momento de buscar culpables, de echar la culpa al gobierno ecuatoriano por el alto número de casos, ni juzgar a los que se saltan la cuarentena.
Es hora de arrimar el hombro, y entre todos mejorar la situación de nuestros compatriotas. Cada uno aportar con lo que esté en nuestras manos. Desde brindar un plato de comida al que no tiene para que así no sienta la necesidad de salir de su casa para ganarse el pan de cada día, pasando por brindar nuestro contingente en donde más nos necesiten. Y por supuesto, quienes tengan la posibilidad de aportar con donaciones de material de protección, insumos médicos, alimentos, fómites o todo cuánto fuere útil que en estos momentos en los que empieza a escasear absolutamente todo.
¿Por qué debemos seguir en nuestras casas?
No tengo duda que lo mejor que te pueda pasar en esta pandemia es no contraer el virus. Por eso por favor, mantente en casa. Hagamos un adecuado aislamiento domiciliario, cuidemos de nosotros y de los nuestros, salgamos para lo estrictamente necesario.
No acudamos a la urgencia si no es una situación de riesgo mayor. Entiendo la ansiedad que ocasiona esta situación, que si cualquiera de nosotros presentase tos o fiebre lo primero que pensaríamos es “tengo coronavirus”. Y no vamos a estar tranquilos hasta que no nos hagan la prueba. Pero recordemos que la gran mayoría cursa como una infección leve sin necesidad de nada más que tratamiento sintomático. Y que aunque te hagan la prueba no cambiara en nada el manejo clínico
Pero en cambio, el hecho de mantenerse en casa evita que el virus se disperse. Sirve para que las personas que realmente necesitan atención medica hospitalaria la reciban a tiempo. Expones menos al personal sanitario y los recursos se usan eficientemente.
¿Cuál ha sido la labor del personal de atención primaria durante la emergencia?
Además Valeria Delgado no quiere terminar sin antes agradecer y reconocer la enorme labor del personal de atención primaria de salud. Son quienes de verdad se deben llevar el crédito, pues no olvidemos que el 80 % de contagios no requieren ingreso hospitalario.
Y han sido nuestros médicos de los centros de salud quienes han estado siguiendo y acompañando a este grupo de pacientes de inicio a fin. Han realizado llamadas telefónicas diarias, visitas domiciliarias, valoraciones subsecuentes y seguimientos con análisis de laboratorio y radiología.
Y todo esto ha permitido que las urgencias hospitalarias no colapsen completamente. Han retenido este gran peso lo más que han podido, sabiendo derivar a los centros hospitalarios los casos que realmente necesitan ingreso.
Allí está el fuerte de la atención sanitaria, es allí donde nuestras autoridades tienen que fijar sus objetivos y abastecer de todos los equipos, materiales y medicación que se requiera. Pues al no haber un tratamiento curativo lo más importante es prevenir.
Y el primer nivel de atención está haciendo un trabajo excepcional al disminuir las visitas a urgencias de pacientes que de otra forma acudirían al mínimo síntoma, y si no estaban contagiados, al estar expuestos a un ambiente hospitalario lo más probable es que salgan con el.
¿Qué reflexión final harías para el Ecuador?
Debemos solidarizarnos, a aportar con nuestro granito de arena en todo cuánto podamos. Ya habrá tiempo después para exigir al gobierno con suficiente sustento, mayor inversión en educación y salud. Y no debería ser una lucha solo del personal sanitario, sino de todos, porque como se evidencia con esta pandemia, la falta de recursos y de políticas adecuadas afecta a todos.
¿Al Estado?
No pongamos los intereses económicos por sobre los humanos. Sabemos que esta crisis traerá consecuencias devastadoras pero ahora es momento de evitar más muertes. También es momento de buscar estrategias para disminuir el contagio comunitario. Sabemos que les toca un trabajo muy duro porque como sociedad no estamos preparados para esto. Porque la mayoría de ecuatorianos no tiene ahorros para subsistir un periodo tan largo sin ingresos económicos. Pero también debemos entender que mientras más rápido controlemos la curva, más pronto volveremos a la normalidad.
Varios países llevan más días que nosotros luchando contra la pandemia. Aunque con una semana o dos, la experiencia que han adquirido en el manejo de la crisis es grande. Por eso, busquemos asesoramiento internacional, copiemos las estrategias que han resultado efectivas. Y es importante que entendamos que nos enfrentamos a algo nuevo y por tanto es normal no saber cómo proceder adecuadamente. Así que no tomemos decisiones en base únicamente a lo que digan los asesores políticos. Es importante que tengamos la valentía de decir “no se sobre este tema” y busquemos ayuda.
¿A los políticos?
A nuestros líderes políticos tanto locales, como provinciales y nacionales es hora de aunar esfuerzos. Me parece muy bien lo que muchos hacen, pero trabajemos articuladamente para que los resultados sean mejores. Debemos unir fuerzas y dar apoyo a las ciudades más afectadas. Y esto pues si el principal foco no se controla, difícilmente aplanaremos la curva ya que la gente a la desesperada empieza a moverse hacia otras ciudades con el
propósito de no morir por no tener acceso al sistema de salud.
¿A la ciudadanía?
Entiendo que para muchos es difícil mantenerse en casa porque son cabezas de hogar y si no trabajan nadie llevará la comida a su mesa. Por eso, si no nos queda más remedio que salir, hagámos ordenadamente, guardemos las distancias de seguridad, usemos el transporte público lo mínimo necesario. Valeria Delgado recomienda, que si empezamos a notar síntomas, por mínimos que fueran no salgamos de casa, con mayor razón mantengamos la cuarentena. Si los síntomas son leves, evitemos ir a las urgencias, solicitemos ayuda o asesoramiento telefónico. Además es importante tener un termómetro en casa para vigilar la temperatura y ante el mínimo síntoma de gravedad como dificultad respiratoria o dolor en el pecho acudamos a un centro médico.
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