Por: Julio Espinoza

Luego de despedir, incinerándolo simbólicamente, al año 2014, con buenos y malos augurios para el régimen de turno, en suma para el país, en lo que a finanzas públicas se refiere debido a la incidencia que se deriva de la caída del precio del petróleo, cuya exportación representa el principal rubro de ingresos para el Estado, a través del presupuesto nacional, cuyo déficit se estima en 8.500 millones de dólares (25 por ciento) considerando que ahora el costo del barril de crudo es de apenas 54 dólares. Como bien subrayó el Jefe de Estado el 2015 se viene con “tiempos duros”. Eso se inscribe en el capítulo de los malos augurios. En el de los buenos, durante la reiterada rendición de cuentas, las sabatinas y la publicidad oficial, se pondera los beneficios que tendrá el país, con el cambio de las matrices productivas, la energía que generarán las centrales hidroeléctricas (ocho en el país), las cocinas de inducción y decenas de leyes “trabajadas, socializadas y debatidas en voz alta” por una mayoría legislativa que se precia de ser leal y hasta obediente con el Ejecutivo.

Dejando al margen estos augurios, retomamos el principal tema propuesto. Y expresamos que la primera fecha importante  para quienes ejercen el periodismo con  honestidad, pluralismo, respeto al pensamiento y a la opinión ajena, ponderando  la verdad, la libertad y la democracia, al comenzar  este año, es el 5 de enero. Pues hoy lunes está consagrado al periodista ecuatoriano. A ese que tantas veces es vapuleado por el poder con estos epítetos: “sicarios de tinta, vagos, pitufos, caretucos, cloaca con antena, basura, enano, mamotreto, gordita horrorosa, caregiles, mentirosos, mediocres”. Y este es el periodista anclado en la “prensa corrupta”. Hoy es su día. ¿Y por qué?, porque el 5 de enero de 1792, Eugenio Espejo, precursor de nuestra independencia, médico de “los pobres y desvalidos”, abogado y periodista, puso en circulación el primer número del periódico denominado “Primicias de la Cultura de Quito”, una voz contestataria en la época de la Colonia.

 La aparición de este medio de difusión fue la simiente del periodismo ecuatoriano y de quienes, ahora como profesionales, están inscritos en él. Esto es lo que deben saber algunos asambleístas (ellos y ellas) para que no se afirme que el 3 de noviembre de 1820 se fundó Cuenca y que se la llama Sultana de los Andes y que los ricos deben degustar m… Quien preside la Asamblea debe  leer nuestra historia y recordar lo más relevante. (O)

Fuente: El Tiempo

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