Las estadísticas en Ecuador sobre muertes por coronavirus demuestran dos cosas: que la mortalidad en personas mayores a 50 años es alta y que los hombres mueren más que las mujeres. Lo primero ya ha sido ampliamente difundido por la comunidad científica, pero lo segundo sigue siendo un misterio que despierta diferentes hipótesis al respecto.

Según las cifras del Ministerio de Salud, del total de fallecidos confirmados por COVID-19 hasta este 16 de abril, 403 en total, 71% eran hombres y el 29% mujeres; y de los 632 fallecidos “probables” por el virus, 67% eran hombres y 33% mujeres. Esto no pasa únicamente en Ecuador. En Italia la estadística es similar, un 70% de las víctimas mortales del nuevo virus son hombres, en China fueron el 63,8% y en España la mortalidad en varones de 70 años triplica la de las mujeres.

Aunque hacen falta estudios clínicos para comprender las causas de mayor riesgo en hombres, la respuesta podría estar en las enfermedades previas, como la hipertensión, enfermedades coronarias, patologías respiratorias como el EPOC y la diabetes. Estas patologías afectan, estadísticamente, más a hombres que a mujeres.

De acuerdo con datos proporcionados por el Ministerio de Salud, los hombres registran una mayor presencia de comorbilidades derivadas de estilos de vida pocos saludables, como consumir tabaco o alcohol.

Tomando como ejemplo la hipertensión arterial, según el médico cardiólogo Vladimir Ullauri, presidente de la Sociedad de Cardiología de Pichincha, un 60% de pacientes con esta patología suelen ser hombres y en un 40% mujeres.

“En relación con el corazón, los hombres somos más prevalentes que las mujeres a desarrollar enfermedades cardiovasculares y por ende habría más riesgo de tener complicaciones de COVID”, explica el especialista.

Otra hipótesis que maneja el Ministerio de Salud sobre la alta tasa de mortalidad masculina, es que “en el contexto de la pandemia, (los hombres) son quienes han salido más a las actividades de abastecimiento”. Lo que explicaría también por qué hay más hombres infectados que mujeres, en total el 56% de contagiados en el país pertenecen al género masculino.

De lo anterior se puede deducir que la mayor mortalidad de los hombres tiene tanto causas sociales como naturales. Por un lado están los factores biológicos, como las enfermedades cardiovasculares debido a que el sexo masculino suele acumular más grasa abdominal y porque genéticamente son más propensos a desarrollar hipertensión arterial (la patología más prevalente entre los fallecidos en España). Y causas sociales como el estilo de vida, ya que los hombres fuman más o estarían más expuestos al contagio del virus debido a sus actividades laborales.

El médico epidemiólogo y docente investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Carlos Erazo, asegura que se necesita un análisis más profundo para determinar esta diferencia significativa de mortalidad por género. “Esto no es una cuestión nueva, esta distribución por género se ha visto desde que empezó la epidemia en China, siempre hay una mayor proporción de hombres que de mujeres”, asegura.

¿Qué dice la comunidad científica internacional?
En Italia, el inmunólogo Alberto Mantovani, director científico del Instituto Clínico Humanitas de Rozzano, en Milán, propuso tres hipótesis sobre por qué las mujeres mueren menos por COVID-19 que los hombres.

La primera es que las mujeres tienen un sistema inmune más vigoroso. Al respecto, un reciente estudio de la Universidad de Huazhong en China comparó la diferencia en los niveles del anticuerpo IgG obtenido del plasma de pacientes con SARS-CoV-2, y descubrió que en el caso de las mujeres, estas presentaban mayor generación del anticuerpo, es decir que resisten mejor al virus tanto en la fase inicial de la enfermedad, como en la más crítica.

“En comparación con los pacientes masculinos, la mayoría de las pacientes femeninas generaron un nivel relativamente alto de anticuerpo IgG contra el SARS-CoV-2 en estado grave. Además, la generación de anticuerpos IgG en mujeres tendió a ser más fuerte que los pacientes masculinos en la fase temprana de la enfermedad”, resalta el estudio.

La segunda hipótesis de Mantovani radica en la genética de ambos sexos. Dos de los genes que controlan la entrada del virus se encuentran en el cromosoma X o están regulados por las hormonas femeninas. Además, en el cromosoma X (las mujeres tienen dos, los hombres, uno) también hay algunos genes de la respuesta inmune.

Su última hipótesis es la que tiene mayor sostén actualmente: las enfermedades previas.

Hasta ahora, lo único confirmado sobre la gravedad del COVID-19 es que está en relación puntual con la edad y con las enfermedades prexistentes, esto no quiere decir que una persona joven no corra riesgo de presentar un cuadro grave de la enfermedad, pero las personas que pasado los 60 años y que tengan enfermedades previas, pueden presentar mayores complicaciones que podrían resultar en muerte.

Fuente: Vistazo

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