Ecuador tiene menos obligaciones con China. Hasta julio de este año, cada ecuatoriano debía USD 292 a ese país.

Ese monto es menor frente a los USD 303 por persona que se debía a esa nación en el 2020 o a los USD 367 registrados hasta 2019. La reducción de esa deuda es conveniente, porque se trata de créditos costosos; es decir, con altas tasas de interés y de corto plazo.

La caída de la cifra se debe a tres factores principales. Uno de ellos es que el gigante asiático ha ido reduciendo desde hace un par de años la inyección de recursos en la región latinoamericana, incluido países como Ecuador y, más bien, ha redireccionado esos dineros a su propia economía local.

China teme que, por la crisis económica y la pandemia, países en desarrollo no puedan hacer frente a sus obligaciones, según estudios de Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston.

Un segundo factor es que Ecuador optó por recurrir cada vez con más frecuencia a préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La deuda de Ecuador con el Fondo ascendió a USD 348 por persona a julio pasado. En el 2019 eran solo de USD 80 por ecuatoriano. Con ello, el multilateral supera por segundo año consecutivo a China, según información del Ministerio de Economía.

La deuda con el FMI seguirá subiendo este año. A fines de septiembre, está previsto que el Directorio del ente apruebe el acuerdo técnico alcanzado con Ecuador a inicios de mes.

Con esa oficialización, el multilateral desembolsará este año USD 1 500 millones y se mantendrá como el principal acreedor de la deuda del país.

El exministro de Finanzas, Fausto Ortiz, destaca que las condiciones crediticias del organismo son mejores que las que ofrece China.

Así, en el caso del FMI, la tasa de interés es menor al 3% y los plazos son a 10 años, con cuatro de gracia. En cambio, China pide tasas superiores al 7% y da plazos de cinco años o menos.

Otros expertos coinciden en las ventajas que ofrece el FMI, pero señalan su preocupación porque los desembolsos están condicionados a la aplicación de un plan económico; sin embargo, las autoridades económicas han descartado que el FMI imponga medidas.

El ministro de Finanzas, Simón Cueva, indicó que la reciente renegociación del acuerdo que se anunció este mes fue positiva para el país, pues el país se comprometió a subir 700 millones en ingresos tributarios en el 2022, cuando inicialmente el Gobierno anterior ofreció 2 000 millones.

El Estado, en cambio, ofreció hacer un ajuste más fuerte al gasto público: USD 2 400 millones el próximo año.
Pero para el exministro de Economía Carlos de la Torre, el Gobierno debe ajustar su manejo económico a dichos condi­cionamientos para lograr obtener los recursos.

Pablo Dávalos, director del Foro de Economía Alternativa y Heterodoxa y exasesor de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), señaló que el problema está en las condicionalidades macroeconómicas. “Esto reduce el margen de maniobra de la política económica y genera conflictos sociales y políticos, que a veces los Gobiernos no están en condiciones de cumplir”, afirmó Dávalos.

Para Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal, los desembolsos del FMI fueron fundamentales para afrontar los gastos en salud y atención social del país en época de pandemia.

“Sin el aporte de los multilaterales, el país y la dolarización habrían colapsado”, consideró Carrera.

El Gobierno ha destinado los recursos del Fondo, y de otros multilaterales, principalmente a cubrir deudas y el déficit fiscal, es decir, pagar atrasos con distintos sectores, cubrir gastos de salud y más necesidades, afirmó Carrera.

Según De la Torre, el destino de estos recursos debía ser la reactivación económica y los programas de desarrollo.

Un tercer factor que explica la reducción de la deuda con China es que el país también fue colocando bonos en el mercado internacional, los cuales se renegociaron en el 2020 consiguiendo mejores plazos de pago y bajas tasas.

Pese a esos esfuerzos por mejorar el perfil de las obligaciones, según Ortiz, el monto de endeudamiento es aún “insostenible”. Esa situación hace que los mercados internacionales sigan pidiendo tasas altas, lo que ha limitado el acceso a financiamiento por bonos.

Como alternativas de financiamiento externo, De la Torre señaló que antes de haber acudido al FMI, el país pudo obtener recursos de bancos de inversión. “Hay muchos tipos de operaciones financieras con las que se puede trabajar”.

También puso nuevamente como alternativa las preventas petroleras, tal y como se negoció con China en el pasado.

Pero Carrera cree que esos mecanismos exigen garantías en petróleo, altas tasas y entregar “a dedo” obras de infraestructura a empresas chinas, como ocurrió años atrás.

Fuente: El Comercio

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