Rodeada de valles y montañas, la capital ecuatoriana se ha volcado con el turismo rural, sostenible y solidario para ofrecer, en tiempos de pandemia, amplios espacios naturales, aire libre y aventura bajo estrictos protocolos de bioseguridad.

La paulatina flexibilización de las restricciones de movilidad a raíz de la pandemia ha permitido desde junio una progresiva reactivación del turismo, y potenciado los más escondidos paraísos rurales muy cerca de la asfáltica ciudad.

Fuente: EFE


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