Adelantados y disimulados
Como siempre, en nuestro país aparecen los avivatos en diferentes escenarios y haciendo de falsos actores ante la tolerancia y pasividad de la mayoría de los ecuatorianos. En efecto, cuando el calendario electoral define como fecha para el inicio de la campaña electoral el 3 de enero de 2023 y como término, el 2 de febrero del mismo año, comienzan a aparecer los “adelantados” que en una forma disimulada o soterrada y sin vergüenza alguna, pretenden ganarse como precandidatos las simpatías de los públicos, haciendo una campaña adelantada e irrespetando el “Código de la Democracia”.
Lo citado comienza por autoridades que intentan reelegirse, cuando recién “se acuerdan” de lanzar una campaña publicitaria de lo hecho y de lo mal hecho. Ahora se acuerdan de dar a conocer las pintadas de calles y cortes de llanos de parques; asimismo, se esfuerzan por colocar pintorescos letreros con los nombres de los hacedores de las “obras”, como si estuvieran haciendo un favor al pueblo. Es curioso y llamativo observar a algunos precandidatos alimentándose en los mercados populares, tomándose fotos con las dueñas de los “puestos” y hasta abrazando a la cabeza del animal hornado en función de un baño de popularidad. Personajes que repentinamente comienzan a aparecer en todas las redes sociales, comenzando con las payasadas en TikTok y hasta mostrándose como héroes de pantalla o benefactores de los pobres ecuatorianos. Otritos, empiezan aparecer en frecuentes entrevistas y programas populares radiales y hasta de Tv, cuando antes fueron ilustres ciudadanos desconocidos.
Desgraciadamente, el Consejo Nacional Electoral no puede o no quiere controlar estas manifestaciones antes de tiempo, incumpliendo lo dispuesto por el organismo correspondiente, y hasta hacen pensar que algunas veces se hacen de la “vista gorda”, sobre todo, para algunos de sus conveniencias, y conste que no estamos asegurando porque ahora como que puede volver la “Ley de Comunicación mordaza”, aupada por los devotos del Siglo XXI. (O)
Fuente: El Mercurio