Delincuencia y vialidad
El extremo insostenible del estado vial especialmente del sur del país y, particularmente, de Girón en su red de conexión terrestre, obligará por fin a que el pueblo levante su voz de protesta y llegue con sus justos reclamos ante las correspondientes esferas del poder central. Es, asimismo, crítico el estado de inseguridad y debilitamiento en la aplicación de las leyes que miran este asunto. Cabe pensar serenamente y sin excesos sobre estos dos aspectos que son al momento, los segmentos más afectados por la naturaleza y la delincuencia.
La incidencia natural de los factores climáticos en la devastación vial, es innegable. Tampoco se puede negar que las vías se han construido sin la aplicación de elementales estudios que hubieran podido minimizar sus daños. También es cierta la carencia de recursos fiscales para encarar estos y otros problemas nacionales; sin embargo, es inaplazable acometer acciones tendientes a reestablecer urgentemente el sistema vial.
Sobre el control de la delincuencia es de desear que la aplicación de la ley sea efectiva y sin contemplaciones de ninguna especie; pues, la situación exige “mano dura” y extinguir finalmente a los grupos que atentan contra la paz social y la propiedad privada.
Debemos evitar llegar al estado de aplicar la justicia con mano propia; pues, conocido es que la violencia engendra violencia. Este extremo sin ser justificable, es plenamente explicable cuando se trata de defender a los miembros de la familia y los bienes trabajados con honestidad y sacrificio.
¿acaso seria procedente concesionar las vías?
¿acaso sería buena una revisión exhaustiva de los antecedentes de cada juzgador para sanear la justicia?