Jordán y Norero querían asesinar al exasambleísta Litardo con armas con silenciador
Jordán y el Patrón Norero operaron en varias ocasiones, subrepticiamente, a favor de líderes del correísmo, especialmente de Jorge Glas, y en contra de quienes eran un obstáculo para su estrategia de impunidad.
Desde su lujosa residencia en Miami, Jordán dedicaba buena parte del día a chatear con el narco, preso en la cárcel de Cotopaxi. Esos días, él vivía momentos personales complejos: padecía de insomnio y migrañas constantes. Se había vuelto dependiente compulsivo del celular, lo cual le preocupaba a su familia que lo obligó a consultar a un médico e iniciar un tratamiento.
Jordán estaba perturbado por la exposición en los medios por su relación con militantes cuestionados del correísmo y sus investigaciones de corrupción, expuestas sin tregua por Fernando Villavicencio.
El 20 de junio del 2022 los mensajes entre Norero y Jordán pusieron al descubierto otro plan criminal para eliminar a uno de sus blancos más incómodos. Ese día, el Patrón tenía gente en una reunión con “Litardo”, refiriéndose al expresidente de la Asamblea, César Litardo. Mensajes más adelante, Jordán, hoy prófugo en EE.UU., le envió el número de celular del exlegislador de Alianza País, que conserva hasta hoy.
Jordán entonces se entusiasmó: “Ese sapo es, reviéntalos a todos. Me avisas para botar este cel”.
Norero se ríe, mientras Jordán le da más datos sobre los presentes en la reunión: describe que uno tenía un auto Audi Q7 café, y su esposa también otro Audi Q5, blanco; el de Merchán, un Audi A4 plateado…
Según el chat, ese día todos estaban en el edificio Arcos Plaza, en la oficina 203, que era parecida a una que tenía Norero ahí mismo, pero más pequeña. El plan era matar a Litardo, usando armas con silenciadores.
Litardo, enemigo jurado del correísmo
Lo querían matar por “sapo”. Litardo llegó a la Asamblea como candidato de Alianza País en 2017, cuando Lenín Moreno y Jorge Glas se posesionaron como presidente y vicepresidente de la República.
A los pocos meses se produjo un quiebre inesperado entre Moreno y su antecesor Rafael Correa que cambiaría radicalmente el escenario político nacional. La ruptura ocurrió cuando Moreno no siguió la directriz de Correa y su partido. Correa quería que su sucesor respaldara a Glas, que para entonces ya estaba enjuiciado por su participación en el caso Odebrecht, por el cual fue sentenciado meses más tarde.
Este caso fracturó a Alianza País, lo cual se evidenció en la Asamblea donde un grupo de legisladores siguió fiel a Correa defendiendo a Glas y otro respaldó a Moreno, con Litardo a la cabeza. Desde entonces él entró en la lista negra del correísmo, tachado en adelante como traidor.
Los chats de Norero con Jordán, en este caso, evidencian una vez más que ambos estaban alineados con las tesis e intereses del correísmo. En la mira, al igual que muchos otros políticos y periodistas, estuvo Litardo. En julio de 2019, Litardo, como presidente de la Asamblea, fue un actor determinante para que el pleno negara un pedido de la jueza Daniela Camacho, de la sala penal de la Corte Nacional, quien solicitó que la Asamblea se pronunciara sobre si cabía o no el enjuiciamiento penal de Correa y Glas, pese a que ya no ostentaban ningún cargo público. “Una vez que ha concluido el período presidencial o vicepresidencial de un mandatario, en caso de que sea procesado por la justicia, no requiere la autorización legislativa para que sea vinculado dentro de un proceso penal, según prescriben las normas constitucionales y legales… el Pleno de la Asamblea no debe pronunciarse de manera expresa sobre intervenir en el enjuiciamiento de un ex presidente o vicepresidente”, señaló Litardo en su respuesta a Camacho.
Este tema cobró actualidad la semana anterior cuando la Asamblea recibió y trató una consulta del juez de la Corte Nacional, Luis Rivera, quien pidió que le autorizaran iniciar el enjuiciamiento de Glas por el supuesto abuso de fondos públicos en la reconstrucción de los daños por el terremoto en Manabí. La Asamblea no consiguió lo votos para autorizar el enjuiciamiento, por una jugada política del correísmo y su aliado el Partido Socialcristiano. Sin embargo, las horas siguientes el juez fijó fecha para la audiencia donde se dará inicio al proceso contra Glas.
Norero y la coima al juez Curipallo
El 20 de junio pasado, el intercambio de mensajes entre el narco Norero y Jordán devela que buscaban a como dé lugar que Glas, quien estaba apresado cumpiendo una sentencia por el caso Sobornos, fuera liberado, a cualquier costo.
A las 21:43, Jordán le decía a Norero: “Se fue a la v**** todo. Negaron lo de JG. Se unen al pito estos manes. A las calles todos. Ya dieron la orden, a las calles a nivel nacional”.
Por esos días Norero también tenía una audiencia de Hábeas Corpus para intentar dejar la cárcel, lo cual no se concretó por las alertas de las autoridades del gobierno de Guillermo Lasso.
El Patrón estaba resignado a quedarse apresado, pero no dejaría de tratar de sacar a sus familiares de la cárcel. Su esposa portaba un grillete y sus hermanos estaban presos.
Glas logró salir de prisión con su tercer Hábeas Corpus junto a Daniel Salcedo, en noviembre, por decisión del juez de Santo Domingo, Emerson Curipallo. Él también fue apresado en el caso Metástasis, por cobrar sobornos a Norero para liberar a líderes de Los Lobos. En los chats precisamente queda claro que el narco pagó 250 mil dólares por la liberación de Glas.
Jordán y Norero intentaban camuflar sus negocios
La mansión de Riberas del Batán, en Samborondón, era el único cabo suelto que creían que necesitaban atar Norero y Jordán para recuperar la paz. Eso y la foto de la piscina, donde aparecían, entre otras personas, Jordán y el entonces asambleísta Ronny Aleaga, del correísmo, eran la piedra en el zapato que les molestó durante meses. Eso queda claro en los chats que la Fiscalía encontró en el iPhone 13 de El Patrón, entre mediados de junio y el 3 de octubre de 2022.
“Podrán sacar todo, pero mientras no vinculen nada, no pasa nada”, le escribía Jordán a un tal Vivanco, un abogado que se estaba encargando del traspaso de varios bienes pero que dejó de contestarle a él y a Norero durante unas semanas. Hablaban de una propiedad en la vía a la Costa, un bote, un carro, una casa en Salinas y otra mansión, El Cortijo, que estaría ubicada también en Samborondón.
Todo eso pertenecía a Jordán, pero Norero lo había comprado. A partir de su detención, en mayo, los trámites quedaron parados. El narco estaba desesperado por venderlas, porque necesitaba dinero para buscar su liberación a como dé lugar. A Jordán también le preocupaba la situación jurídica de su amigo y le ayudó en varias ocasiones, incluso interviniendo con sus abogados ante los jueces.
Pero a él lo que más le preocupaba era que a Norero le quitaran su celular y su estrecha relación quedara finalmente expuesta. Por eso le repetía constantemente que borrara los chats, que estaba paniqueado y que “no vaya a ser que lo vayan a ver y nos encuentren hablando”. Él le respondía que sí había borrado, pero evidentemente no cumplió.
Vivanco estaba aterrado. Solo les contestó luego de que Jordán le advirtiera “o me llamas o te mando a buscar y jamás le he dicho eso. Me llamó llorando, hay gente que no aguanta la presión”. Lo hizo porque Norero estaba presionando para cambiar los dueños lo más pronto posible. “así no nos involucramos más en nada y yo recupero mi dinero (…) “Debemos romper el hilo. Donde cae Vivanco por un pito, ñaño, yo le aprieto acá adentro y es peor. Pudiendo hacer las cosas rápido”.
Aunque en los chats hablan directamente de un negocio entre los dos, de sus celulares hacia afuera muy poca gente conocía sobre esos tratos. De hecho, en conversaciones con algunos de sus abogados y en el chat con Andersson Boscán, de La Posta, Norero intenta negar cualquier vínculo con él y con un tal JP. “Hay una amistad lejos de todo. Ellos en lo suyo y yo en lo mío”, le decía.
Chateaban constantemente, hasta ocho horas diarias. Incluso un día se pusieron de acuerdo en la versión que ambos darían sobre la casa. Jordán recapitulaba la historia: “Belleza, no hay nada ilegal ahí. Tenías contrato, pero está a nombre de una compañía. Me pasas esa resolución para decir lo mismo cuando me llamen a preguntar. Si es que me llaman. Todo ese pito es por ese Turco hp (Nahim Massuh) y Villa. Hicieron todo mediático. Si no, no pasa nada”, le dice Jordán y le aconseja solucionar tema por tema, evitando que se haga mediático.
Para Norero, su detención, la historia de la casa de Riberas del Batán y la foto de la piscina eran las causantes de su desgracia. Durante años, Norero se esmeró en ser invisible, pero los hechos recientes y su fingida muerte en Perú, todas las luces voltearon sobre él… y sobre Jordán.
Por eso, ambos hablaron en varias ocasiones de lo inconvenientes que eran las publicaciones de Fernando Villavicencio (+), que en la época también era asambleísta. Jordán quería directamente eliminarlo, pero Norero era más cauto: lo mandó a seguir, conocía sus rutinas, su casa, su vehículo, sus movimientos migratorios y sus relaciones afectivas. En medio del paro y las violentas manifestaciones que se vivieron en Ecuador entre el 13 y el 30 de junio de 2022, ambos se divertían respondiendo tuits de Villavicencio. Según Norero, él subió la foto de una mujer y el mensaje: “Hablemos de moral y respeto, señor pulcro. ¿Ya presentó a su moza a su familia?”. Su plan era atacar su reputación, para que perdiera credibilidad.
Les urgía librarse de ese problema y también salir del ojo público: “Estos locos, esa puta, esa p*** foto en la piscina la cagan”. Aunque en el chat negaban las acusaciones de que estaban financiando el paro, la coyuntura les favorecía, estaban seguros de que el entonces presidente Guillermo Lasso caería. De hecho, Jordán estaba confiado y decía: “Ponte pilas, ahora sí vamos a poder resolver en paz”.
Fuente: Código Vidrio
Debe estar conectado para enviar un comentario.