¿Quién pone presidente en Ecuador? Estudio recopila las últimas siete elecciones presidenciales
Desde 2017 la RC se convierte en un movimiento prácticamente de la Costa, pues perdió votos en gran parte de la Sierra y Amazonía. Eso repercutió en las victorias de Guillermo Lasso y Daniel Noboa.
Que se debe ganar en Quito y Guayaquil para llegar a Carondelet es un mito que desmontó Lucio Gutiérrez en el 2002. Que Manabí siempre ha votado por Rafael Correa es otro mito. O que la Costa es correísta y la Sierra anticorreísta. Que las mujeres votan mayormente por una candidata mujer es una leyenda que no le hizo justicia a Luisa González. O que el voto joven dio la victoria Daniel Noboa…
Finalmente, ¿quién pone presidente o de qué depende? Ecuador es un país que se alimenta de mitos y leyendas, tratando de ocultar sus crudas realidades debajo de la alfombra y anhelando, con cada cambio de gobierno, un futuro que nunca llega. Con territorios que derechizan o izquierdizan al son de quien habla más bonito.
Pero los datos están para desmontar los mitos, y eso es lo que ha hecho el proyecto “Así votamos los ecuatorianos”, realizado por el DataHub de la Universidad San Francisco De Quito (USFQ). Se trata de una base de datos que recoge la votación de las últimas siete elecciones presidenciales de primera y segunda vuelta, cuando la hubo.
La base de datos y las visualizaciones son de libre acceso. El proyecto recoge y sistematiza información del Consejo Nacional Electoral (CNE) que antes estaba dispersa y permite ver el comportamiento electoral de manera íntegra. ¿Qué dicen los datos?
QUITO Y GUAYAQUIL IMPORTAN, PERO NO SON DECISIVOS
En la lengua de los ecuatorianos está decir que Quito y Guayaquil o Pichincha y Guayas son los territorios decisivos en una elección, por la cantidad poblacional. Y, en parte, hay mucha razón. Pero Lucio Gutiérrez, por ejemplo, cuando se lanzó a la Presidencia en 2002, perdió en Quito, Guayaquil y Cuenca. Los bastiones más grandes.
En Quito y Cuenca ganó Rodrigo Borja (ID); y en Guayaquil, Xavier Neira (PSC). De hecho, los dos finalistas que pasaron a segunda vuelta: Gutiérrez y Álvaro Noboa no conquistaron los territorios más poblados y, por tanto, con mayor número de electores.
Primer mito desmontado. “Esto se debe al comportamiento volátil de los cantones”, dice Pablo Medina, coordinador de la carrera de Ciencia Política de la USFQ y quien dirigió el proyecto “Así votamos los ecuatorianos”.
Medina explica que hay cantones como Quito que tienen una votación consistente en el tiempo. Desde 2017 en Quito no gana el correísmo, por ejemplo. Y eso es muy difícil que cambie, puede deberse al “anticorreísmo” u otros factores. Pero eso hace que la capital ya no sea un territorio en disputa.
“Eso podría explicar por qué la campaña es cada vez menos intensa en Quito. Ya no hay un voto en disputa. El voto por una opción ya es consistente en el tiempo”, sentencia Medina. Entonces, un candidato que sabe que no puede ganar en territorios grandes, debe buscar sumar más territorios más pequeños donde el voto ha sido volátil. Es decir que, en una elección su población ha votado por una opción y a la siguiente por otra. Es lo que hizo Lucio Gutiérrez en 2002.
Este 9 de febrero, Ecuador regresa a las urnas. Aunque recién se juega la primera vuelta, las encuestas hablan de dos favoritos que destacan en las encuestas: Daniel Noboa y Luisa González, los mismos de la segunda vuelta de 2023. ¿Podrá el correísmo recuperar Quito? Los resultados de este 2025 serán determinanates.
¿COSTA CORREÍSTA Y SIERRA ANTICORREÍSTA?
No siempre fue así. La revolución Ciudadana incluso nació como un movimiento serrano, contrario a la posición de derecha que emanaba Guayaquil. Es por eso que cuando Rafael Correa se lanzó por primera vez a la Presidencia en 2006, ganó en la segunda vuelta en la Sierra y Amazonía, pero Álvaro Noboa conquistó casi toda la Costa. En el 2009, cuando hubo una sola vuelta, Lucio Gutiérrez le arrebató gran parte del voto de la Amazonía a Correa. Correa, por su parte, mantuvo la Sierra y conquistó la Costa.
En 2013, el correísmo arrasó casi todo el país en una sola vuelta. Y a partir de 2017 se convierte en un movimiento prácticamente de la Costa, pues perdió votos en gran parte de la Sierra y Amazonía y eso repercutió en las victorias de Guillermo Lasso, en 2021, y Daniel Noboa, en 2023. Esto también revela que la ideología de los votantes no se mantiene en el tiempo. Somos un país sin ideología.
¿El correísmo divide? Santiago Basabe, politólogo y también catedrático de la Usfq, dice que la división regional de los votos no se debe al correísmo sino que es “el reflejo de un problema más grande: la ausencia de un Estado-nación consolidado. Esa idea unificadora no existe. Tienes dos mundos diferentes: Costa y Sierra, y en términos de ciudades: Quito y Guayaquil”.
Para Basabe, el punto de inflexión podría ser que históricamente el Estado y la mayor parte de la burocracia se asentó en Quito, mientras Guayaquil se consolidó como una ciudad de negocios y emprendimiento. Lo interesante es que los últimos presidentes y líderes nacionales están surgiendo desde Guayaquil. Rafael Correa, Guillermo Lasso, Daniel Noboa, mientras cada vez son menos los líderes de Quito o la Sierra.
¿LOS JÓVENES PONEN PRESIDENTE?
Santiago Basabe y Pablo Medina coinciden en que es una pregunta que todavía no se puede resolver, porque aún no hay datos o estudios consistentes para asegurar o descargar esa hipótesis. De todas maneras, dicen que el voto de este rango etario puede ser decisivo porque los electores entre los 16 y 29 años corresponden a un tercio del padrón, y son personas que están definiendo su ideología y preferencias políticas.
Es decir, los jóvenes son un electorado en disputa. No así, personas más adultas que ya tienen más arraigada su preferencia partidista o ideológica. Al igual que los “territorios volátiles”, los jóvenes son otro “territorio” en disputa para los políticos, y por eso destinan la mayor parte de su campaña para llegar a ese público.
Otra interrogante que siempre ha rondado es: ¿el hecho de que haya una mujer candidata hace que las mujeres se inclinen por esa preferencia? Los datos muestran que no. En 2023, cuando Luisa González disputaba la segunda vuelta, obtuvo 2,42 millones de votos de mujeres y 2,45 votos de hombres. Claramente, las mujeres no votan más por una candidata mujer.
MÁS DATOS
La base de datos de “Así votamos los ecuatorianos” es un primer paso en el esfuerzo de tener certezas del comportamiento electoral, dicen quienes dirigen el proyecto. Eso permite ver la evolución de cada candidato en el tiempo. A partir de esto se puede explorar nuevas hipótesis. Por eso, hacen un llamado a la comunidad universitaria para hacer uso de los datos y las visualizaciones.
Fuente: Vistazo