En las últimas décadas, Ecuador ha perdido el 50% de la cobertura glaciar debido al cambio climático. De hecho, el volcán Carihuairazo perdió todas sus capas de hielo en 2025. Todo esto representa una amenaza a la seguridad hídrica.

De forma acelerada y casi sin posibilidades para remediarlo, los glaciares de Ecuador vienen sufriendo una alarmante pérdida de su cobertura y el principal detonante es el cambio climático. Las consecuencias ya son devastadoras: el volcán Carihuairazo perdió todas sus capas de hielo en 2025.

Con el Carihuairazo, ya en condición de “extinto”, solo quedan seis glaciares en el país: Cotopaxi, Chimborazo, Antisana, Cayambe, Altar y Los Ilinizas, los cuales están en riesgo de desaparecer, advierten los expertos.

De hecho, en febrero de 2025, en un acto en Quito (Pichincha), el Instituto Francés de Investigación, la Escuela Politécnica Nacional y el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), expusieron que en los últimos 50 años, el 50% de la cobertura glaciar se ha perdido en el país.

Para Bolívar Coloma, consultor ambiental y especialista en Sostenibilidad y Evaluación de Riesgos Ambientales, el calentamiento global, “ha acelerado la desaparición de los glaciares a niveles insalvables en muchos casos”. 

En referencia a los que están ubicados en los Andes tropicales, considera que “son especialmente vulnerables debido a su proximidad a línea ecuatorial, donde las temperaturas más cálidas intensifican el deshielo”.

¿Qué son los glaciares? 
Coloma los define como “grandes masas de hielo que se encuentran en las zonas altas de nuestra región andina, almacenan y distribuyen agua a los ecosistemas cuenca abajo”.

“El aumento de las temperaturas globales, ya hemos superado el 1,5 ºC, nos está provocando muchos impactos en los temas de los glaciares y de las hidrologías de las cuencas altas que pasan justamente en los Andes y esto está relacionado directamente con los páramos”, indicó Mercy Borbor Córdova, investigadora del Centro Internacional del Pacífico para la Reducción del Riesgo de Desastres de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL).

Frente a esto, Coloma plantea que, para contener el rápido avance de la desglaciación, es necesario tener en cuenta “varias aristas, esto es considerar acciones globales, regionales y locales ante el progresivo aumento de la temperatura global”.

De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en una publicación sobre el primer Día Mundial de los Glaciares, a celebrarse el 21 de marzo de 2025, insta a la acción global para proteger los glaciares y su “papel crucial para las generaciones futuras”. Es decir, esto no solo es una problemática de Ecuador.

Según estimaciones de la Unesco, a escala mundial, más de “2.000 millones de personas dependen de los glaciares y el deshielo como fuente de agua dulce” y calcula que un tercio de los glaciares podría desaparecer para 2050.

De igual forma, la Organización de las Naciones Unidas, define a los glaciares como: “centinelas helados de la naturaleza, vastos ríos de hielo y nieve…Esenciales para el ecosistema de la Tierra, actúan como reservas críticas de agua dulce e indicadores de la salud del planeta. Son también ellos los que proporcionan agua a millones de personas, regulan los niveles del mar y apoyan la biodiversidad”.

Carihuairazo, una muerte anunciada
El Carihuairazo está ubicado en la cordillera occidental de la Sierra Centro ecuatoriana, a 5.018 sobre el nivel del mar, entre las provincias de Tungurahua y Chimborazo. Los registros dan cuenta que en 1.985 cubría 68 hectáreas, lo que en 2025 se redujo a cero.

El consultor ambiental Coloma considera que el Carihuairazo “ha sufrido esta alteración debido a factores naturales, y antropogénicos”.

Estos últimos están relacionados con actividades realizadas por los seres humanos y Coloma ejemplifica los siguientes elementos como determinantes que “han dado lugar al cambio del uso del suelo en zonas de alta montaña y páramos en el Ecuador”: 

  • Expansión de la barrera agrícola.
  • Deforestación por explotación de madera.
  • Alteración de la cobertura vegetal para cultivos y para actividades industriales.

La investigadora del Centro Internacional del Pacífico para la Reducción del Riesgo de Desastres de la de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) recuerda que un artículo publicado por David Hidalgo y otros expertos de distintas universidades del país, en 2024 ya se advertía que el Carihuairazo había retrocedido “en un 99,9%, casi totalmente”.

Carolina Toapanta, bióloga con énfasis en Ecología y Desarrollo Sostenible, experta en Conservación del Ambiente y presidenta de la fundación Bosques, Mares y Comunidades (Bomaco), una Organización No Gubernamental (ONG), dijo que incluso estudios de 2018 determinaban que “en seis años aproximadamente, si continuaba la tendencia sobre todo en temperatura, se iba a perder el glaciar y en efecto así pasó”.

Un golpe hídrico
Toapanta aseguró que el aumento de las temperaturas es histórico y cree que entre las consecuencias más graves está “la pérdida de las fuentes de agua. Este escenario de cambio climático es fuerte para las 47 comunidades que están alrededor del volcán (Carihuairazo), más o menos 6.000 personas que se ven afectadas que viven de la agricultura, ganadería…”.

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“Ya no existiendo este glaciar de donde nacen dos ríos importantes, el Mocha y Ambato, no solo se van a afectar estas comunidades, también el riego de tres provincias Tungurahua, Chimborazo y Cotopaxi”.

Carolina Toapanta, bióloga con énfasis en Ecología y Desarrollo Sostenible.

Bolívar Coloma añade que este tipo de reducción también lleva a la extinción de especies de flora y fauna autóctonas, “condiciones que incluso pueden propiciar la llegada de especies invasoras”.

Recientemente, la Unesco advirtió que el retroceso rápido de los glaciares amenaza la seguridad hídrica, aumenta los riegos de inundaciones repentinas de lagos glaciares y altera los ecosistemas a escala mundial.

“El deshielo de los glaciares tiene impactos en el régimen hidrológico de los páramos, pues se ve afectada la cantidad y la calidad del agua de escorrentía, no solo en su entorno inmediato sino también en las cuencas aportantes”.

Bolívar Coloma, especialista en Sostenibilidad y Evaluación de Riesgos Ambientales.

Para el especialista, los glaciares “no solo son una reserva de agua, sino que juegan un papel crucial en el suministro estacional, especialmente durante la temporada seca”.

Mientras que Borbor explicó que la pérdida de glaciares no solo afecta a las comunidades cercanas “si no también a las cuencas hídricas que vienen desde la parte alta de los Andes que finalmente terminan en Guayas, Esmeraldas y también hacía la zona de la Amazonía”.

Desafíos complejos y urgentes
Ecuador, que ha perdido el 50% de la cobertura glaciar en las últimas décadas, enfrenta desafíos complejos y urgentes debido al cambio climático. 

La investigadora Mercy Borbor Córdova conceptualiza que el cambio climático es generado por la actividad humana, “por el uso de los combustibles fósiles, y eso provoca un desbalance, originando que la temperatura de todo el planeta aumente. Entonces, el cambio climático es justamente ese efecto de alteración del clima por la actividad humana y la quema de combustibles fósiles”.

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¿Cuáles son las soluciones?
La bióloga Carolina Toapanta, considera necesario hacer cambios a manera personal, como promover el ahorro del consumo del agua, disminuir el uso de productos que tengan plásticos, utilizar menos vehículos (ya sea terrestres o aéreos), reducir el consumo de carne y conservar los manglares para capturar carbono.

Mercy Borbor Córdova, investigadora de la Espol, también cree que es responsabilidad de todos y que la preocupación debe ser local, provincial y regional. 

Por eso propone tomar en cuenta la energía renovable, más visibilidad de lo que está pasando con los glaciares, seguir haciendo los monitoreos, protección de los ecosistemas de alta montaña, poner en marcha programas de conservación de páramos y evitar la contaminación atmosférica.

Volcanes Chimborazo (izq.) y Carihuairazo vistos desde el sudeste, el 28 de octubre de 2024.@IGecuador

¿Cuáles son las soluciones?
La bióloga Carolina Toapanta, considera necesario hacer cambios a manera personal, como promover el ahorro del consumo del agua, disminuir el uso de productos que tengan plásticos, utilizar menos vehículos (ya sea terrestres o aéreos), reducir el consumo de carne y conservar los manglares para capturar carbono.

Mercy Borbor Córdova, investigadora de la Espol, también cree que es responsabilidad de todos y que la preocupación debe ser local, provincial y regional. 

Por eso propone tomar en cuenta la energía renovable, más visibilidad de lo que está pasando con los glaciares, seguir haciendo los monitoreos, protección de los ecosistemas de alta montaña, poner en marcha programas de conservación de páramos y evitar la contaminación atmosférica.

Fuente: Primicias

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