En los últimos 15 meses, un total de 101 personas se suicidaron en Azuay, la mayoría de casos sucedieron en Cuenca.

En los tres primeros meses del 2018, unas 22 personas se suicidaron en la provincia del Azuay. Mientras que en el año 2017 un total de 79 personas se quitaron la vida. El número de casos es alto y sobre el tema en la sociedad no se ha dicho mucho. En la provincia del Azuay, la mayoría de muertes bajo esta circunstancia han ocurrido en Cuenca. La realidad es preocupante.

De acuerdo a registros de la Fiscalía del Azuay, de enero a marzo de este año, se autoeliminaron 15 hombres y 7 mujeres, entre las edades de 12 hasta los 70 años.

Adrián Rojas, fiscal Provincial del Azuay, señala que una de las causas que hacen que los jóvenes y adultos lleguen a la decisión de suicidarse es la migración; hay realidades en las que el padre y la madre abandonan el país y los hijos se quedan solos, la mayoría de veces al cuidado de los abuelos. En esas condiciones los menores no reciben los cuidados necesarios.

El fiscal detalla que el número de suicidios se asemeja a la cantidad de muertes naturales o por complicaciones de salud.

Al suceder una muerte por suicidio, la Fiscalía dispone que se realice la necropsia y al constatar que se trató de una autoeliminación el caso queda allí. No hay otro proceso.

Se detalla que en el año 2017, unos 65 hombre y 14 mujeres se quitaron la vida, entre las edades de 10 a 65 años.

Para analizar el tema hay que ponerse en los zapatos del otro, concluye el fiscal. Teniendo en cuenta que influye el estado emocional de la persona para que considere que el suicidio es la única manera de terminar con el dolor o angustia que le aqueja.

Silvio Crespo, psicólogo clínico, señala que para tratar a una persona en riesgo de suicidarse se requiere de la psicoterapia científica, para hacer que reaccione el afectado por la enfermedad conocida como depresión. Estado originado por diferentes motivaciones, por ejemplo, por el abandono físico, psicológico y emocional.

El desarrollo de la frustración debilita a la persona y da paso a un cuadro de ansiedad y en la desesperación llega al suicidio.

El profesional señala que en este caso no es suficiente un simple concejo, hace falta la ayuda de un profesional, dejando de lado falsas creencias.

A cualquier edad la persona puede ser presa fácil de la incidencia del abandono y pierde el contacto con su realidad, ya no le interesa el mundo de relacionarse, no quiere salir y se esconde. Todo lo que esté a su alrededor ya no le llama la atención y siente que son los últimos días de la vida.

El psicólogo concluye que para tratar los síntomas que llevan al suicidio hay que diferenciar entre lo que es una consejería, lo religioso y optar por la parte terapéutica con la guía de un profesional. (KOQ)-(I)

Fuente: El Mercurio

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