Cada vez que hay una crisis económica derivada del bajo precio del crudo los ecuatorianos escuchamos a nuestros gobernantes hablar de la necesidad de cambiar el actual patrón primario exportador y extractivista a uno que privilegie la producción diversificada, ecoeficiente y con mayor valor agregado, así como servicios basados en el conocimiento y la biodiversidad.

Sin embargo, el discurso se esfuma cuando el precio del crudo se estabiliza.

Entre 2010 y 2019, la economía del país en promedio incrementó su producción a un ritmo del 2,79 %. Los mejores años para el PIB fueron entre 2011 y 2014, periodo en el cual los precios del petróleo llegaron a $118 por barril, hubo depreciación del dólar y gran auge de varios commodities lo que favoreció significativamente al crecimiento económico ecuatoriano, según cifras publicadas por el Banco Central.

Lo llamativo es que en ese mismo periodo las industrias que aportaron mayormente al PIB no variaron, aunque en la agenda del binomio Rafael Correa-Jorge Glas (2013-2017) el principal objetivo era el cambio de la matriz productiva. Las principales industrias de la década fueron las manufacturas, petróleo y minas, y comercio.

El ministro de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, Iván Ontaneda, afirma que el actual Gobierno sí ha ejecutado acciones para lograr este objetivo.

Asegura que el régimen impulsa un modelo económico de producción sustentable y sostenible basado en la demanda de los mercados y en la apertura comercial. Aunque esto se contradice con la expansión de la actividad petrolera y minera, incluso en medio de la pandemia.

“Para ampliar la canasta de exportaciones se necesitaba una política coherente de la parte interna y que aterrice en la parte externa. Hemos hablado de perfeccionar una oferta exportable en cantidad, calidad y en precio”, dice.

Esto permitiría a Ecuador producir productos con valor agregado, añade el funcionario. Pero reconoce que el sector exportador no ha tenido en los últimos quince años una política diferenciadora con incentivos para las exportaciones no petroleras.

“Perú tiene una política tributaria de incentivos desde hace 25 años, Colombia lo mismo y ellos no tienen el dólar. Los actuales productos no petroleros (camarón, banano y atún, por ejemplo) se han posicionado en el mercado internacional gracias al esfuerzo del sector privado y no por un gran apoyo del Estado. El exportador ha sobrevivido por inercia”, reconoce.

La política de apertura de mercados y acuerdos comerciales del régimen cambiaría esto, según Ontaneda.

Sin embargo, María Elsa Viteri, exministra de Economía, afirma que en la administración de Rafael Correa se trabajó para lograr el cambio de matriz de forma planificada dentro de una estrategia y no por una coyuntura económica o petrolera.

Indica que antes del gobierno de Correa, Ecuador estaba en un estado vegetativo con recursos que fluían, pero que no había una “cabeza que estructure” la planificación. “Ese estado ha vuelto (con Lenín Moreno) y lo confirman las leyes presentadas recientemente”, asegura.

Para Nelson García, docente de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad UTE, el error “histórico” de Ecuador fue centrarse en la producción primaria. Señala que el país perdió una gran oportunidad con la bonanza petrolera.

No se aprovecharon esos recursos y no se invirtió en innovación para la industria. Debimos cambiar la matriz energética, pero no se dio y esto impidió que se abaraten costos. Del 2001 al 2018, el 79 % de las exportaciones fueron productos primarios”, afirma.

El agro, otro tropiezo

“Dejamos una deuda con nuestros agricultores”, dijo Correa al concluir su mandato. El pasado 24 de mayo, a un año de finalizar su administración, Moreno afirmó: “Hay que mirar al agro”. Estas frases del oficialismo confiesan la poca inversión que se ha dado al sector agricultor para tecnificarlo y mejorarlo y dar el giro a la producción.

Uno de los problemas es que el Ministerio de Agricultura ha sido un botín político de los gobiernos de turno”, asegura Santiago Basabe, docente investigador de la Flacso.

Según el catedrático, en Ecuador ha faltado una política real de apoyo al sector agrícola como créditos, pero con seguimiento para evitar que los recursos se destinen a otras áreas y luego, cada cierto tiempo, permitir “las famosas condonaciones de las obligaciones que es parte del populismo”.

Para el actual ministro de Agricultura, Xavier Lazo, solo el hecho de que hace 20 años no se haya dado un registro nacional agropecuario refleja el abandono en el que ha estado el sector. Afirma que pronto el actual Gobierno realizará este registro. “Un país como este no se merece que se lo limite en información y tecnología para poder emitir política pública”.

Añade que la “situación heredada” los deja con ciertas limitaciones, pero “que no hay que llorar sobre la leche derramada”. Dice que se han tomado decisiones en el ámbito de la educación agropecuaria, política cacaotera, bananera, cadena láctea. “El mensaje del presidente es que el verdadero petróleo está en el agro”. (I)

Fuente: El Universo

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