El maridaje entre la política, la justicia y el narcoterrorismo tiene sindicados a casi la mitad de los jueces de la Corte Provincial del Guayas, a un exasambleísta y a una fiscal. Como en Metástasis, en el caso Purga las pruebas son inequívocas: chats, cifras de pagos y acciones favorables para quienes requerían de los servicios de una organización delictiva. Entre otros asuntos, esta organización buscaba apropiarse de la Corte Nacional y la Fiscalía General, para ejercer poder y enriquecerse. Los clientes eran todos aquellos que necesitaban de favores judiciales, en especial las mafias delictivas que han convertido al país en uno de los más peligrosos del mundo.

El sistema judicial que debe ser la columna que equilibra la vida de una sociedad, en Ecuador sufre de escoliosis. La escoliosis es la enfermedad más severa para la columna vertebral, pues deforma progresivamente su estructura volviendo casi un imposible realizar las actividades más sencillas por cuanto el dolor es insufrible. Es insufrible para Ecuador, la situación actual. ¿Cómo puede caminar el país en su diario devenir, si lo que cuenta en los casos de la administración judicial es el dinero y la influencia política, que desde luego produce dinero? ¿Quién puede invertir para generar empleo, cuando sabe de antemano que, en caso de diferencias, la balanza se inclinará por el que ponga los dólares y por ahora, lo que más genera dólares es el tráfico de narcóticos? ¿Cómo puede un individuo denunciar a los extorsionadores de vacunas, si los pillos tienen para pagar a los fiscales y jueces y salir en libertad inmediatamente, para cobrarle al inocente el dinero y atentar contra su vida?

Y en medio de esta vorágine, los asambleístas crean comisiones para investigar al Poder Judicial, a los mismos asambleístas. Es evidente que buscan una cortina de humo y olvidar que también metieron su “mano en la justicia” y la degradaron usándola para esconder bajo la alfombra sus casos y perseguir a los opositores. Y no solo eso, insisten en un juicio a la actual fiscal general Diana Salazar, la mujer valiente que no ha descansado para perseguir judicialmente a quienes han atentado contra la fe pública del país. Salvo los que tienen sus barbas en remojo por las acciones dolosas, el país respalda a Salazar para lograr una cirugía mayor en la justicia y la política.

Revista Vistazo

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