¿Cuál es lo positivo y negativo de que aún persista el denominado bono demográfico?

Las personas que tienen hasta 29 años de edad suman 8′689.893 habitantes en Ecuador, según el último censo del 2022, cuyos resultados iniciales fueron presentados este 21 de septiembre.

El número representa el 51,3 % de la población total del país que alcanza los 16′938.986.

Si bien la población joven aún predomina en el país, su peso va cayendo ya que en 2010 el 58,3 % de la población tenía hasta 29 años y en 2001 representaba el 60,9 %.

El ritmo de crecimiento del grupo de 0 a 29 años se desacelera. Del 2001 al 2010 subió el 14,1 %, pero del 2010 al 2022 el incremento fue del 3,1 %.

Esto responde a que cada año nacen menos bebés en el país.

El demógrafo José Gabriel Castillo afirma que con los resultados del censo se confirma que la tasa de crecimiento poblacional fue menor a la prevista en las estimaciones poblacionales que indicaban que en Ecuador habían más de 18 millones de habitantes. “Eso invita a reajustar varios análisis relacionados al crecimiento económico”.

El segundo aspecto es que la composición poblacional muestra un envejecimiento. “Esto es preocupante porque la fuerza laboral joven, que es la que contribuye a la dinámica de productividad, inyecta energía y dinamismo, así como contribuye a la seguridad social, o ha migrado, porque no encuentra oportunidades locales o huye de la delincuencia, o es el resultado de una menor natalidad en estos años, algo que se observa en los datos”.

Pese a que nacen menos personas, la pirámide poblacional -que distribuye a la población en grupos de cada 5 años- sigue casi perfecta, pero con un achicamiento en la base (en el grupo de los que tienen entre 0 y 4 años y los de 5 a 9 años).

El grupo que tiene entre 0 y 4 años de edad pasó de 1′460.851 a 1′293.325 entre 2010 y 2022. Igualmente, los que tienen entre 5 y 9 años pasaron de 1′525.652 a 1′412.087 en el mismo periodo entre censos.

Los mayores de 65 años suman 1′520.590 habitantes, más de los que tienen entre 0 y 4 años de edad.

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Hay varias razones que explican por qué el resultado del censo no está acorde con las proyecciones poblacionales del país. Lo primero es que los cálculos de aumento poblacional por año se hacen con base en el comportamiento entre los censos anteriores, es decir, entre 2001 y 2010.

“Las estimaciones se suelen hacer asumiendo que todo lo demás permanece constante, que no hay alteraciones dramáticas de la dinámica histórica”, asegura Castillo.

Es decir, en los cálculos no se toman en cuenta el impacto de la pandemia, que hizo aumentar el ritmo de las defunciones, y las consecuencias de la crisis económica que empuja a la población a la migración, sobre todo, justamente a los más jóvenes.

El analista y consultor económico Damián Rodríguez considera que se debe tomar en cuenta que el último censo tuvo una cobertura inferior al 85 %, lo que no ocurría desde 1990. “Además de la demora en la recolección de la información y la presentación de los resultados, entonces esta cobertura menor es una puntualización importante que se debe poner sobre la mesa”.

Es probable con el ajuste que debe realizarse, según lo anunciado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, pues lo lógico es que aumente el número total de población.

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¿Qué es lo positivo y negativo de que aún los jóvenes predominen en una sociedad?

Lo positivo es que todavía hay una población joven que se puede incorporar al mercado laboral con lo que se genera trabajo y riqueza. “Hay países cuya población ha envejecido y no tienen mano de obra, necesitan que lleguen del exterior”, asegura el analista y editor de la revista Análisis Semanal, Alberto Acosta Burneo.

Lo negativo es que a largo plazo, como su ritmo de crecimiento va bajando, implica desafíos. “La población del Ecuador va envejeciendo, el peso de los más jóvenes va cayendo, entonces sube el número de jubilados de forma persistente frente a los que cotizan al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (número de afiliados)”, indica Acosta.

Sin embargo, aún el problema no llega a los niveles de los países europeos o Japón, ya que la población joven en Ecuador aún representa una proporción importante. “Estamos en esa transición hacia un envejecimiento poblacional”.

El número de menores de 24 años de edad afiliados a la Seguridad Social es de 300.099 en julio pasado, lo que representa el 10 % de los 3′029.736 habitantes que tienen entre 15 y 24 años de edad, según el censo del 2022.

La Población Económicamente Activa (PEA), que incluye a los que buscan trabajo o lo tienen, se calcula en función de la población que tiene más de 15 años de edad.

El bono demográfico se define como la población en edad de trabajar que hay respecto al grupo que es dependiente, afirma Rodríguez: “Los dependientes son los menores de 15 años de edad y los que tienen 65 años o más”.

Las personas que son dependientes en la sociedad ecuatoriana suman 5′833.579, mientras que el grupo que tiene entre 15 y 64 años alcanza los 11′105.407, que son la población en edad de trabajar (PET).

Tener un bono demográfico en una economía tiene efectos positivos. “En los países asiáticos el efecto de este bono demográfico significa un tercio del crecimiento que tuvieron estas economías para llegar al auge que hoy alcanzan”, manifiesta Rodríguez.

El bono demográfico genera mayores niveles de ahorro e inversión, ya que hay más personas en edad de trabajar que de cierta forma genera recursos, indica Rodríguez.

Cuando ocurre lo contrario, es decir, la población dependiente supera a la que tiene edad de trabajar, pues hay un efecto en el ritmo del crecimiento económico de ese país. “En este contexto, se puede esperar que el ingreso per cápita de una economía se tiende a reducir, dado que estás teniendo una menor proporción de personas en edad de trabajar en una economía en relación a la gente que depende de esa economía”.

Lo lamentable es que este bono demográfico se desperdicia en Ecuador ya que el número de ofertas de empleo es limitado ante la gran cantidad de personas que se suman cada año a la PEA. “La única manera de crear empleos es a través de la inversión, pero las condiciones del país no son amigables y no las atrae”.

Hay trabas, incluso jurídicas y ambientales, lo que hace que al final del día haya oportunidades reducidas para esta masa poblacional joven. “Ecuador está desperdiciando este beneficio de tener tanta población disponible para trabajar”.

Un ejemplo es la suspensión de la consulta ambiental en los territorios que mantienen las inversiones restringidas en el sector petrolero. “La Corte Constitucional aceptó la denuncia y suspendió el decreto ejecutivo que normaba la consulta ambiental mientras no se solucionen esos temas, pues no llegará la inversión, es el gran desafío del país”.

Ante la falta de oportunidades hay un éxodo que se mantiene a partir de la pandemia del COVID-19 con ecuatorianos jóvenes que salen del país en busca de empleo en el exterior.

El número de nacimientos por año se reduce

2013201420152016201720182019202020212022
296.671292.970290.840282.198292.196294.518286.938267.609251.978250.277

Los resultados del censo reflejan un crecimiento poblacional a menor ritmo por varios factores demográficos. Uno de los más relevantes es la reducción de la fecundidad en los últimos doce años, indica un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

La tasa de natalidad ha decaído al pasar de 31 nacimientos por cada mil habitantes en 1990 a 27 por cada mil pobladores en 2001. En el 2010 fue de 21 y en 2022 se ubicó en 14 nacidos por cada mil personas del país.

“En 2022, uno de los principales hallazgos evidencia que la población ecuatoriana se encuentra por debajo del nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer), es decir, se espera que la población futura crezca a un menor ritmo y empiece un proceso de envejecimiento. Cabe mencionar que este evento se estimó en el 2010 que suceda en el año 2030. Por tanto, esta etapa de la transición demográfica se adelantó aproximadamente diez años”, indica el boletín del organismo oficial de cifras del país.

Estos cambios son más vertiginosos en los grupos etarios más jóvenes, los que tienen entre 15 y 29 años. “Las mujeres tienen mayor presencia en el mercado laboral, se incrementó la escolaridad de las mujeres, aumentó el uso de métodos anticonceptivos, hay menos matrimonios, aumentó el número de divorcios y se casan a mayor edad”, señala el INEC.

De acuerdo con el estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas Los desafíos de la baja fecundidad en América Latina y el Caribe, las reducciones en las tasas de fecundidad se evidencian no solo en Ecuador, sino en toda la región.

La edad mediana de la población se ha incrementado en 5 años pasando de 24 a 29 años entre 2010 y 2022. Pichincha, Galápagos y Tungurahua tienen la edad mediana más alta con 31 años, mientras que las provincias amazónicas de Morona Santiago y Orellana tienen edades medianas más jóvenes con 21 y 23 años respectivamente. (I)

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Fuente: El Universo

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