Desde la Terminal de Carcelén, en Quito, salen a diario decenas de asiáticos hacia Tulcán, para continuar su viaje por tierra hacia América del Norte.

En la sala de vacunación del Centro de Salud N°1, del Centro histórico de Quito, hay una nota con letras en mandarín pegada sobre una cartelera, que advierte a mujeres embarazas o lactantes que no pueden vacunarse contra la fiebre amarilla.

Son las 9:30 del lunes 20 de noviembre y, afuera del consultorio, aguardan sentados al menos 10 personas de origen asiático, con mascarillas. Los últimos que van llegando esperan de pie, recostados sobre una pared de color amarillo, en la que se lee “sala de espera”.

Un piso más arriba del área de vacunación, hay otras 20 personas de origen asiático, entre ellos una niña. Varios llevan consigo mochilas grandes y pesadas, e incluso pequeñas maletas de ruedas. Usan ropa cómoda y holgada, zapatillas deportivas, suéteres, chompas y gorras.

Algunos cargan pasaporte en mano, pues en este piso entregan sus datos personales antes de ser vacunados. El traductor del celular es su medio de comunicación con el personal del lugar, quienes en ocasiones les responden con señas o, incluso, en español.

El certificado de vacunación contra la fiebre amarilla es un requisito en algunos países de América Latina para ingresar a zonas de riesgo.

En Colombia es exigido en algunos departamentos, mientras que en Panamá es recomendada para quienes visiten regiones como el Darién, un área selvática que a diario es atravesada por migrantes que buscan llegar hacia Estados Unidos.

El 90% de las personas que llegan a diario a vacunarse contra la fiebre amarilla al Centro de Salud N°1, del Centro, son de origen asiático, en especial, chinos, cuenta una trabajadora, que prefirió reservar su nombre.

A diario, el centro vacuna en promedio a unos 120 asiáticos, aunque hay días en que llegan a 200. La trabajadora dice que este flujo de personas de ese origen comenzó a verse desde hace unos seis meses. El centro abre a las 7:30, pero comienzan a llegar desde las 7:00 y meses atrás lo hacían a las 4:30.

“Nos dicen que van hacia Colombia, otros a El Salvador o a Guatemala, y que en esos destinos les solicitan el carnet de vacunación contra la fiebre amarilla”, comenta la trabajadora. En el sitio, hay cuatro personas dedicadas únicamente a atender a los asiáticos.

Aunque desde hace dos meses, el carnet de vacunación es digital y pueden retirarlo en cualquier centro del Ministerio de Salud, los asiáticos continúan viniendo con mucha afluencia a este lugar, que anteriormente era unos de los que entregaba el certificado físico con validez internacional.

En 2022, la aplicación de la vacuna contra la fiebre amarilla en Ecuador se incrementó en 34%, con relación al año previo, llegando a 392.991 dosis o ciudadanos vacunados. Y en personas de 20 a 59 años, la cantidad de vacunados se triplicó, llegando a 127.558 personas.

Mientras que, hasta octubre de 2023, se han inmunizado un total de 375.831 ciudadanos. Pero, solo entre los 15 y los 59 años de edad, las personas inmunizadas ya superan a todas las de 2022 en ese rango de edad, con 163.376 inmunizados, según el Ministerio de Salud.

Aunque no es posible conocer la cantidad de vacunados por nacionalidad, las cifras dan cuenta de un incremento en la demanda de esta vacuna en jóvenes y adultos.

Más chinos ingresan al país

Entre enero y octubre de 2023 han ingresado a Ecuador 39.457 chinos, un incremento de casi 30.000 personas frente a iguales meses de 2022. Las salidas también se incrementaron, pero en menor medida, llegando a 19.458 chinos, según datos del Ministerio del Interior.

Una de las razones de este incremento en las entradas es que ciudadanos de ese país están utilizando Ecuador como país de paso para emigrar hacia otros destinos, como Estados Unidos. La ventaja es que Ecuador no les exige visa de turismo para ingresar al país.

La diferencia en la cantidad de chinos que llegan, con relación a los que salen cada mes, lo que se conoce como saldo migratorio, también revela que una parte estaría quedándose en el país o que retarda su partida hacia otro destino. Muy pocos vienen con planes de hacer turismo.

El incremento en la entrada de chinos al país comenzó a verse desde mediados de 2022. Para el primer cuatrimestre de 2023, la nacionalidad con mayor incremento en el ingreso de sus ciudadanos a Ecuador fue la china.

En mayo pasado, el subsecretario de migración de la Policía Nacional, coronel Fausto Iñiguez, confirmó a PRIMICIAS que los chinos estarían entre los grupos de extranjeros que ingresan al país con el fin de emigrar hacia Estados Unidos, casi siempre de manera riesgosa, “por vías irregulares”.

Según un reportaje de la BBC, publicado en marzo de 2023, la solicitud de asilos de ciudadanos chinos pasó de 3.426 en 2011 a 87.599 solo en la primera mitad de 2022.

Salen desde la Terminal de Carcelén

La Terminal Terrestre de Carcelén, en el norte de Quito, es el punto de partida. Cada cierto tiempo llegan ciudadanos asiáticos que desean viajar hacia la ciudad de Tulcán, provincia de Carchi, para emprender su travesía hacia Norteamérica.

Caminan con paso acelerado, sin perder tiempo, como quien desea salir pronto de un trámite. La mayoría llega en grupos de cinco o más personas.

Pero también hay quienes parten solos. A las 8:15, del 11 de noviembre, un joven asiático compraba un pasaje en una taquilla de la terminal. No hablaba español, pero se valía del traductor de su celular para comunicarse con el vendedor.

Llevaba puesto un calentador negro, chaqueta gris, zapatillas deportivos y una mochila en la espalda. Antes de cruzar hacia el lado de los autobuses, compró leche y agua para el camino, en un puesto de venta junto a los baños de la Terminal.

A los pocos minutos, otros cuatro hombres asiáticos, tres jóvenes y otro de mayor edad, llegaron a la misma taquilla, a comprar pasajes hacia Tulcán. Dos cargaban mochilas en la espalda, uno llevaba una pequeña maleta de ruedas y, el cuarto, un pequeño maletín viajero cargado de un brazo.

Compraron sus boletos y, sin perder tiempo, cruzaron por los torniquetes a tomar el autobús.

Poco tiempo después, un grupo más grande, de unas seis personas asiáticas, entre ellas dos mujeres y una niña, también compró pasajes en otra taquilla. Cargaban mochilas de espalda, botellas de agua y algunas fundas en sus manos.

Jesús Corroso, un trabajador de la Cooperativa San Cristóbal, dice que a diario salen entre 50 y 60 personas de origen asiático de La Terminal con rumbo hacia Tulcán. El pasaje de Quito a Tulcán les cuesta USD 7,25.

El incremento de asiáticos que salen desde La Terminal comenzó en febrero de 2023, coinciden Corroso y vendedores de comida, a quienes suelen comprarles agua, tabaco y algunos snacks para el camino.

Robert Acosta, vendedor de un kiosco de La Terminal, cuenta que antes era común ver “enganchadores” que les llevaban directo a tomar el bus, sin comprar en taquilla. De esta manera, no quedaba ningún registro de sus salidas. Pero, dice que esto ya está más controlado.

Según Acosta, no todos tienen como destino final Estados Unidos porque algunos esperan poder llegar a Canadá.

Fuente: Primicias

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