El Consejo Nacional Electoral acaba de llamar a elecciones para nombrar a prefectos, alcaldes, concejales y miembros de las juntas parroquiales; fiesta electoral que se llevará a efecto en febrero de 2023, entrando en funciones ojalá que nuevos gobiernos locales que tengan una visión diferente de la realidad local y nacional.

Lo mencionado se basa en el fracaso de un porcentaje importante de gobiernos locales que han pasado por sus cargos sin pena ni gloria, y antes por el contrario, con la desazón de los mandantes que una vez más tienen frustrada la esperanza de un futuro mejor.

Estamos seguros que muchos personajes estarán ansiosos por ser candidatos, ojalá con buenas intenciones, igual que grupos políticos estarán revisando nombres y estrategias para participar en las próximas elecciones seccionales y poder así servir al tejido social. La política en si es buena y de servicio al pueblo, un objetivo plausible que ojalá sea la aspiración de los potenciales candidatos, frente a un pueblo cada vez más engañado, defraudado y que está perdiendo hasta la esperanza.

En lo local, aspiramos la participación de nuevos candidatos a la alcaldía y las concejalías, en función de cambios que redunden en beneficio del cantón Girón, que en estos últimos años se ha estacionado, no progresa, no avanza, y hasta retrocede en algunos aspectos ante la apatía de una población que no reacciona ante el letargo, negligencia y hasta desconocimiento de muchas de sus autoridades.  Obvio, que no se puede generalizar, empero, cuando las cabezas no funcionan el desarrollo se estanca y el mal de conformismo se expande a todo un pueblo, cual epidemia nefasta para el desarrollo.

Es la hora y la obligación ciudadana de pensar y repensar en nombres de ciudadanos que estén dispuestos a servir a Girón, para que la patria chica por fin salga de la anomia y el estancamiento.

 

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