El sábado 15 de junio, el personal que labora en la municipalidad del cantón Girón recibió la primera dosis de la vacuna. Según fuentes fidedignas un porcentaje del 20% no lo hicieron, unos porque ya habían sido inoculados por estar dentro de grupos vulnerables, pero otros, porque no quisieron que se les aplique esa marca de vacuna.

Millones de personas claman por una vacuna mientras aquí en forma indolente algunos la rechazan y escogen. Este personal debería ser sancionado mientras no sea vacunado, caso contrario, ¿de qué sirve a la ciudadanía que acude al municipio por diversas razones el saber de qué unos sí y otros no están vacunados?.

Tan fácil les resulta a ciertos funcionarios el rechazar y escoger las dosis que, en cambio con tantas ansias aspiran millones y no pueden porque no cumplen la edad, o porque no tienen enfermedades catastróficas, o porque su trabajo -si es que lo tienen- no está encasillado como uno del sector estratégico. 

Varios países del mundo están saliendo ya de las restricciones sanitarias gracias al porcentaje de personas vacunadas, ello implica que disminuye el riesgo de contagio. El personal municipal, si fue considerado por el COE y les llegó la oportunidad, está bien, pero deben cumplirlo todos o separar a los caprichosos, quienes deberían pasar al último de todas las filas, cuando ya todos estemos inmunizados. 

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