Los herederos de Rafael Correa se quedan por debajo del 40% de votos totales
Desde la salida del expresidente Rafael Correa del poder, el correísmo como tendencia política no ha logrado recuperar el poder. El voto duro que mantienen ya no les alcanza para ganar las elecciones.
La Revolución Ciudadana puede jactarse de ser el único grupo político que cuenta con una sólida base de votantes, el denominado ‘voto duro’, que permanecen fieles al proyecto político del correísmo.
Sin embargo, los porcentajes de votación de los que presumen son, en número de ciudadanos, menores de lo que aparentan.
Esto porque las reglas electorales en Ecuador toman en cuenta solamente los votos conocidos como “válidos”, para determinar los resultados de una elección. Es por eso que los respaldos de los candidatos en las urnas representan a menos ciudadanos de los que quisieran.
Pese a esto, la votación del correísmo, a lo largo del tiempo, ha sido la más alta de todos los partidos políticos. Pero si se la compara solamente con el total del padrón, sus cifras de respaldo disminuyen considerablemente.
El mejor resultado del correísmo fue en 2013, cuando el exmandatario se reeligió en una sola vuelta, con el 57,2% de votos válidos. Pero, con relación al padrón, esos mismos votos representan al 42,6% de los electores. Las cifras de esa elección en números ordinarios reflejan otra realidad: 4,9 millones de personas votaron por Rafael Correa; 4,5 millones votaron por otros candidatos, por el nulo o blanco; y 2,2 millones de ciudadanos no votaron.
El capital político del exmandatario es innegable, entre 2006 y 2013 aumentó en más de 400% su votación en las urnas. Y es lo que ha mantenido viva a la agrupación pese a que ha cambiado de bandera en tres ocasiones.
Sin embargo, desde que Correa dejó de ser el candidato de la tendencia, los respaldos comenzaron a bajar. Su primer heredero, Lenín Moreno, requirió de una segunda vuelta para llegar a Carondelet.
Y los dos subsiguientes, Andrés Arauz y Luisa González, no lograron el objetivo y fueron derrotados en el balotaje, por Guillermo Lasso y Daniel Noboa, respectivamente. Pero, aunque ambos obtuvieron menos votos que Moreno en la primera vuelta, González sí logró obtener más respaldos que Arauz.
Es por esto que la dirigencia de la Revolución Ciudadana se queja, desde 2021, de que las contiendas electorales no han sido justas. Pese a que en las elecciones legislativas sigue obteniendo el mayor número de curules, que los ubica como la principal fuerza en la Asamblea.
Incluso, en esta ocasión, Rafael Correa argumenta que la derrota fue fruto de la campaña sucia en su contra y que, a sus ojos, habría incluido el asesinato de Fernando Villavicencio.
De todas formas, algo que la Revolución Ciudadana no puede ocultar es que el voto duro y los recuerdos de lo que denominan la “década ganada” ya no alcanzan para convencer al electorado.
Y que, aunque representan a la principal fuerza política del país, esto no implica que tengan el respaldo de la mitad de la población. Y que la mayoría de los votantes, elección tras elección, demuestran que prefieren otras opciones de proyectos políticos o, incluso, ninguno de ellos.
Fuente: Primicias
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