Abuso sexual a menores
Siempre ha existido el abuso sexual a menores, y casi siempre no ha sido visibilizado por una serie de circunstancias, y es ahora cuando llama la atención al sucederse una cantidad importante de denuncias a nivel nacional y local. Adquiere mayor relevancia cuando no sabemos los porqués recién se animan a denunciar víctimas que han sido abusadas sexualmente hace muchos años y que han dejado huellas físicas, mentales y psicológicas imborrables.
Hoy más que nunca todos debemos ser oídos, ojos y voces ante la presencia de un abuso sexual, no podemos ocultar una brutalidad cometida por seres humanos en contra de niños, niñas y adolescentes. A propósito en la pregunta 4 de la reciente consulta popular fue aprobada la imprescriptibilidad para los delitos sexuales contra niños y adolescentes, sin embargo, creemos que esta acción de carácter punitiva no va a frenar un desequilibrio social, que requiere de la intervención de todos los estamentos e individuos, comenzando desde la misma la familia hasta el Estado.
El abuso sexual no solo indica relaciones sexuales con menores, pues el concepto es diferente, se refiere a todo contacto físico, sugerencias de naturaleza sexual, a los que se somete a un niño, niña o adolecente, aun con su aparente consentimiento, seducción, chantaje, intimidación, engaños, poder o amenaza; además que no se da únicamente en un medio violento, o por poder o ignorancia, sino, y con mayor frecuencia en una ambiente aparentemente bueno, incluso familiar o religioso.
Ante esta realidad, insistir que todos somos parte de la solución, cuando aconsejamos a nuestros niños, cuidamos de ellos incluso en el ambiente familiar, denunciamos a los depravados, exigimos que se haga justicia y sobre todo no tratamos de ocultar realidades que incluso puedan estar en nuestra familia o en instituciones respetables como la escuela, iglesia u otras, porque de otra manera somos cómplices y parte del problema.
Hugo Lucero Luzuriaga
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