Ecuador se volvió dependiente de la hidroelectricidad para cubrir su demanda e invirtió poco en centrales para reemplazarlas cuando no llueve.

Entre 2007 y 2017, una multimillonaria inversión en el sector eléctrico llevó a Ecuador a ser excedentario; es decir, le sobraba electricidad, pero entonces ¿por qué volvieron los apagones al país?

En 10 años y con una fuerte inversión de USD 11.274 millones, el Gobierno del entonces presidente Rafael Correa puso en marcha 14 nuevas hidroeléctricas. 

Estas fueron: San Francisco, Mazar, Ocaña, Baba, Manduriacu, Alazán, Sopladora, Coca Codo Sinclair, Minas San Francisco, Delsitanisagua, Due, Normandía, Topo y Sigchos.

Eso le permitió al país duplicar la capacidad de generación con fuentes de energía renovable, de 2.368 en 2012 a 4.715 megavatios en 2017. Y, de esa forma, alejó el fantasma de los apagones.

Ecuador comienza a depender de las hidroeléctricas

Con el ingreso de nuevas centrales hidroeléctricas, la matriz de electricidad de Ecuador cambió. En términos de capacidad instalada, las hidroeléctricas pasaron a tener un peso del 41% en el total de generación eléctrica al 58% en 2023. 

Pero su aporte depende del agua con el que cuenten para generar. De ahí que en época de lluvias las principales hidroeléctricas del país cubren hasta el 90% de la demanda, pero en estiaje, como el que ahora vive el país, cae a la mitad o menos. 

El consultor eléctrico Ricardo Buitrón explica que el país debe contar con suficiente termoelectricidad (generación que funciona con combustibles) para reemplazar la ausencia de hidroeléctricas.  

Pero la inversión en termoeléctricas no fue al mismo ritmo. Entre 2017 y 2017, la capacidad de generación termoeléctrica con combustible pasó de 3.080 megavatios a 3.586, un aumento de solo el 8%. 

De hecho, el Plan Maestro de Electricidad de 2017 ya vislumbraba que podría haber apagones a futuro porque la termoelectricidad no era suficiente para cubrir el incremento de la demanda. 

Como el país era excedentario en electricidad, no se dieron cortes de luz en esa época. Pero a partir de 2023, con el aumento de la demanda, los apagones volvieron y este 2024 se están repitiendo.

Termoeléctricas obsoletas o en reparación

Si bien Ecuador dispone de una capacidad instalada de 3.438,65 de termoelectricidad, no todas las centrales están operativas, ya sea porque están en mantenimiento o porque son obsoletas. 

Entre el 1 y el 23 de septiembre de 2024, las termoeléctricas aportaron con una potencia de solo 695 megavatios.

Demanda crece, pero no se construyeron nuevas centrales

No solo el aumento de la demanda de electricidad llevó a Ecuador a vivir cortes de luz, sino que también no se cumplió con el Plan Maestro de Electricidad que preveía la construcción de nuevas centrales de generación eléctrica, tanto hidroeléctrica, solar, eólica y termoeléctrica. 

De ahí que el operador estatal de energía Cenace dijo que en 2023 Ecuador necesitaba instalar 465 megavatios de energía firme (motores de generación a combustibles). Para 2024, la necesidad subió a 1.080 megavatios.

Para cambiar la dependencia de Ecuador hacia las hidroeléctricas, el ministro de Energía, Antonio Gonçalves, anunció que contratan más de 1.200 megavatios de energía en firme, tanto a través de la compra de motores que funcionan a gasolina como del alquiler de barcazas.

De igual manera, dijo que aceleran la puesta en marcha de proyectos de energía renovable como el solar El Aromo y el eólico Villonaco III, que fueron adjudicados en 2020 a la inversión privada, pero que no han comenzado construcción hasta ahora.

Hidroeléctricas no operan al 100% por fallas

El hecho de que no todas las hidroeléctricas estén operando al 100% no es solo culpa de la sequía. Hay hidroeléctricas que se construyeron durante el Gobierno de Rafael Correa, que tienen fallas o que nunca se inauguraron. 

Las unidades de generación de la mayor hidroeléctrica de Ecuador, Coca Codo Sinclair, por ejemplo, están en permanente reparación por fallas de fábrica.

Además, esta megacentral también sale de operación cuando suben los sedimentos del río Coca, lodo y otros materiales que pueden dañar las turbinas.

Otras centrales como el Complejo Toachi Pilatón o Quijos no han podido entrar en operación debido a fallas en la construcción de las obras civiles. Ambas llevan casi 13 años de construcción. 

Toachi Pilatón debía aportar con 254,4 megavatios, pero solo han entrado en operación 49 megavatios. En cambio, Quijos está en abandono y deterioro.

Fuente: Primicias

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