Cajas, la ‘gran ventana’ hacia el espacio exterior
El parque Nacional que dota de agua a Cuenca es un observatorio natural que en las noches permite mirar los astros en todo su esplendor.
Hay dos formas de uso para el Parque Nacional Cajas: como sitio turístico en donde se puede disfrutar de su naturaleza, de sus aguas y sus senderos, y como paso hacia la Costa por la vía Cuenca – Molleturo – Tamarindo.
Son poquísimos los que saben que hay un tercer uso que se activa en la noche. Son poquísimos los que conocen la otra faceta del Cajas: una ‘ventana’ que da hacia el espacio exterior.
Sí, el parque natural, cuando las condiciones lo permiten, cuando la nubosidad no cubre el cielo, encima se dibujan cientos de puntitos que no son sino las estrellas.
El Cajas como un observatorio natural, así puede definirse la otra característica del parque que dota de agua a Cuenca.
Estrellas, meteoritos, la Gran Nube de Magallanes, la icónica Cruz del Sur, Júpiter, Marte o el centro galáctico. Estos son algunos de los objetos que podemos ver desde el Cajas.
Y para mirar no necesitamos aparatos sofisticados. Basta una noche oscura, un poco de guía, un cielo despejado, estar bien abrigado y unos ojos preparados para prestar atención a lo que brilla sobre nosotros.
Seguridad
Ser parte del espectáculo nocturno requiere cumplir con un requisito que, a pesar de ser importantísimo, muchos no lo cumplen.
Por ejemplo, cada vez que hay un evento, como el avistamiento de un meteorito, en las zonas de la Virgen del Cajas o en Tres Cruces los vehículos se acumulan como si fuera cuestión de llegar, alzar la cabeza y observar.
La curiosidad veta el primer paso para mirar nuestro espacio exterior: estar seguros.
Ropa adecuada para soportar los vientos nocturnos, linternas cargadas, un botiquín de primeros auxilios, un termo con agua caliente y la guía de alguien que conozca los senderos del Cajas son obligatorios para mirar las estrellas en la noche.
Sin eso, lo mágico puede convertirse en un evento desastroso.
Sugerencias
Hay dos espacios seguros desde donde el avistamiento puede llegar a ser un espectáculo: la zona de parqueo que está antes de llegar al control de Quinuas o el parqueadero de Tres Cruces.
Por supuesto que los senderos que nos alejan de la vía que cruza el parque son los más óptimos para mirar el cielo porque hay un campo de visión más amplio, sin embargo, sin guías, lo mejor es quedarse en los parqueaderos.
Una vez allí, tomadas las debidas precauciones, hay otro principio básico que cumplir: apagar las luces.
A pesar de que cada vez más casas y complejos turísticos se están construyendo en el Cajas, todavía es una zona oscura. Si hay luz artificial, el espectáculo es menor.
Lo recomendable es no tener contacto con la luz, al menos, por unos veinte minutos, porque, los ojos al acostumbrarse a la negrura de la noche, nos permite observar los objetos más tenues.
Podría bastar la observación en silencio de nuestro cielo. Pero si la curiosidad nos domina y queremos empezar a darle nombre a lo que vemos, los libros y las aplicaciones para celular son un gran aliado.
Iniciando por los libros: hay dos obras muy didácticas que nos enseñan los nombres de los astros. Se tratan de ‘Un paseo por las estrellas’, de Milton D. Heifetz y Wil Tirion; y, ‘La biblita de la astronomía’, de Heather Couper y Nigel Henbest.
En cuanto a las aplicaciones están Night Sky y SkyPortal. Estas funcionan como si fuera un GPS. Apuntando el celular al cielo te dice qué estrellas están en el cielo, qué planeta estás mirando, o qué constelación se está formando con ese montón de puntitos brillando.
Con todos estos antecedentes, y manteniendo siempre la seguridad por sobre todas las cosas, solo nos queda disfrutar de ese otro Cajas: el Cajas astrífero. (AWM)-(I)
Fuente: El Mercurio
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