Los delincuentes fingieron un operativo policial en Las Orquídeas y lo pararon cuando iba en su Mustang rojo con un amigo.

Fausto es un migrante ecuatoriano que vive en Estados Unidos desde que tenía 5 años y que solía pasar las vacaciones en Ecuador con su familia.

Ahora, el hombre de 37 años no quiere saber nada del país. Hace dos meses salió huyendo tras ser liberado por unos secuestradores que le cortaron cuatro dedos de la mano derecha.

El hombre fue secuestrado cuando iba con su amigo Aarón por el sector de Las Orquídeas a bordo de su Mustang rojo. Los delincuentes fingieron un operativo policial y así se subieron al carro de alta gama y les apuntaron con armas de fuego.

A Fausto lo llevaron hasta el sector de Monte Sinaí, cerca de Socio Vivienda, mientras que Aarón fue trasladado a una casa en una urbanización de la autopista Narcisa de Jesús.

Según el hombre, los sujetos que lo secuestraron parecían menores de edad y le exigían 30.000 dólares para liberarlo.

Él explica que no tenía cómo entregar ese dinero porque su familia no vive en Ecuador y no tienen cuentas bancarias ni negocios en el país. Por eso, trataba de hacer entender a los secuestradores que solo si le daban acceso a su celular podía ordenar una transferencia desde el exterior.

Durante las casi 18 horas que permaneció en cautiverio, los secuestradores le cortaron los cuatro dedos de la mano derecha, uno a uno, sin anestesia.

Cuenta que lo liberaron de forma abrupta cuando la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) detectó dónde tenían a Aarón y detuvo a parte de la banda en la urbanización.

Los secuestradores, al verse acorralados, lo soltaron en Socio Vivienda. Fausto tenía un trapo que envolvía su mano mutilada y fue auxiliado por una familia que lo llevó a un hospital.

Según el migrante, nunca tuvo contacto con la Unase. Inmediatamente salió de la casa de salud y tomó un avión para irse del país.

“No quiero saber nada de Ecuador”, expresa el hombre, que había viajado para adquirir una casa en el sector de La Aurora y acababa de importar su carro de alta gama porque no quería alquilar vehículo cuando llegara de vacaciones con su familia.

Fausto contó su historia en sus redes sociales días atrás; también adjuntó una imagen de rayos X de su mano mutilada y contó que, aunque está agradecido por haber sobrevivido a la pesadilla de estar secuestrado, se siente deprimido al ver su mano.

Pero este no es el único caso. Este fin de semana, un comerciante del centro de Guayaquil fue rescatado por la Unase tras ser secuestrado en la Alborada.

Le cortaron un dedo de la mano izquierda, y el video del hecho se viralizó en redes sociales el viernes. En la cinta, la víctima pedía a su familia gestionar el pago mientras su mano sangraba.

El 4 de diciembre del 2022, un militar chileno fue liberado en Durán tras permanecer tres días secuestrado. Lo raptaron cuando paseaba con su perro afuera de la urbanización de La Aurora adonde se acababa de mudar tras casarse con una ecuatoriana.

Los secuestradores exigían 100.000 dólares y le cortaron dos dedos de la mano izquierda para ejercer presión a la familia. Cuando la Unase llegó a Durán para hacer el operativo de rescate del extranjero, los sospechosos liberaron al militar en la calle y huyeron.

Jhon es un extranjero que vivió más de 20 años en Guayaquil y también fue secuestrado. Ocurrió hace 16 años, cuando vivía en una zona exclusiva de la ciudad. Entonces trabajaba para una multinacional que vendía materia prima a la industria ecuatoriana.

Cuenta que en esa época, como no había transferencias bancarias, a veces le pagaban altísimas sumas de dinero en efectivo y andaba con guardaespaldas para trasladar el dinero a las agencias bancarias de confianza.

El extranjero cree que eso fue detectado por un empleado nuevo que llegó a la oficina, y poco después él fue secuestrado. Permaneció tres días en una casa del Guasmo sur, cerca del estero Salado.

“Pensé que me iban a matar. Mis hijos estaban chiquitos aún”, narra el hombre, que sostiene que a su familia le exigían más de un millón de dólares para liberarlo y que ellos no contaban con ese dinero.

Jhon fue rescatado por la Unase en un operativo en el que se capturó a todos los involucrados. Durante su cautiverio solo bebió agua, dice.

Señala que no quiere recordar más lo que vivió durante esos días, pero sostiene que, tras su liberación, se fue unos meses del país con su familia, porque no podía ni salir a la calle por temor: “Miraba a todos lados; estaba paranoico”.

El extranjero también confiesa que a su regreso le pagó 10.000 dólares a alguien para que “les dieran el vire a los secuestradores que estaban en la Penitenciaría”. La víctima de secuestro no confirma si a los sospechosos los mataron en la prisión.

Jhon ya no vive en Ecuador. Hace unos años se jubiló y volvió a su país con su familia, pero sigue las noticias locales y mira con preocupación lo que está pasando.

“Cada vez que hay un nuevo caso se me ponen los pelos de punta. Les pido a mis hijos que solo me cuenten cuando ya hayan liberado a la persona”, expresa. (I)

Fuente: El Universo

Anterior

Vía Crucis Girón 2023

Siguiente

Figura de la Virgen de La Dolorosa habría derramado lágrimas durante procesión en La Libertad

Revise También: